¡Os imagináis lo difícil que es escoger una tarta adecuada para ese día tan cargado de manjares!
Pues después de mucho pensar, mis hermanas y yo llegamos a la conclusión de que esta era la mejor opción.
Es una receta de mi idolatrada Nigella Lawson y es fantástica, además de sencillísima.
No necesita horno y además apenas se manchan cacharros, con lo cual es la preparación perfecta.
Los ingredientes:
- 250 gr. de galletas digestive (yo usé galletas especiadas que compré en Lidl para darle un toque navideño)
- 75 gr. de mantequilla sin sal (de buena calidad)
- 400 gr. de Nutella a temperatura ambiente
- 100 gr. de avellanas tostadas picadas
- 500 gr. de queso crema
- 60 gr. de azúcar glass (tamizado)
Elaboración:
En el vaso de la picadora romper las galletas, añadir la mantequilla, una cucharada de Nutella y 25 gr. de avellanas. Picar todo hasta que se forme una especie de arena húmeda.
En un molde desmontable forrar la base con papel de hornear y colocar la mezcla de galleta aplastándola con la mano hasta que quede lisa. Dejar reposar en la nevera.
Colocar en el vaso de la batidora (no hace falta lavarlo después de machacar las galletas) el queso crema y el azúcar glass hasta que se mezcle bien, añadir a continuación la Nutella y seguir batiendo hasta que sea una crema homogénea.
Sacar el molde de la nevera y verter cuidadosamente la crema de Nutella sobre la galleta, extender con una cuchara o espátula y decorara con el resto de avellanas picadas (yo las puse enteras porque había gente que no las podía comer)
Dejar en la nevera al menos cuatro horas, aunque lo ideal es toda la noche para poder sacarla bien del molde.
Yo la preparé por la mañana y la comimos de postre en la cena y estaba perfecta.
La única precaución que hay que tener con esta tarta es no sacarla demasiado pronto de la nevera, porque con el calor pierde la forma.
Es una tarta espectacular, lujosa...¡pero tan sencilla!
¡Espero que os guste!