Valga el juego de palabras si os confieso que esta visita en busca de especias fue especial.
Paseé con mi ti y mi madre en busca de unos churros y un chocolate para desayunar, si, en agosto.
Terminaos en el Mercado de Fuengirola, pues esa noche dábamos una cena para todos los primos andaluces que teníamos y necesitábamos una buena materia prima.
¿Dónde encontrar mejor género que en un mercado de toda la vida?
Pues mientras ellas se peleaban por los camarones en la pescadería yo iba en una nube
fascinada mirándolo todo. En una nube... una nube... ¿a qué ola esa nube? a mi viaje a marruecos, a la comida que hace mi tío, el que se crió en Tetuán... a especias? Seguí el rastro y unos minutos después salía del mercado con las manos llenas de especias de marruecos. ¡Qué placer sensorial!