¡¡Qué buenas son las albóndigas!! Les deberían hacer un monumento en todas las plazas de todos los pueblos y de todas las ciudades. De hecho, algunos de los bolardos de las calles tienen forma redonda para homenajear a las albóndigas de sus madres. Pasa lo mismo con los balones de fútbol, y otros deportes. Si no me crees, compruébalo en la Wikipedia.
Si te has marchado a comprobarlo a la Wikipedia, mejor que no vuelvas aquí, pero si te has quedado, te resumo la receta en tres palabras. JUGOSIDAD, JUGOSIDAD, JUGOSIDAD. Let"s cook:
DIFICULTAD:
-¡¡Mamá, no me gustan las albóndigas!!
(PUUUUMMMM, golpe en la mesa). -Ya no hay albóndigas, ¡¡hamburguesa!!
INGREDIENTES:
Doy las cantidades para hacer un kilo. Ya que te pones, haz muchas y las congelas. Si no quieres hacer tantas, pues reduces las cantidades., tampoco hay que ser Einstein.
Carne picada. Os recomiendo mezcla de ternera y cerdo, pero como si quieres usar carne de yak. Usa la que quieras.
Una cebolla y media.
Un calabacín
Un pimiento
Un par de zanahorias
Dos tomates blandurrios, de esos que están tocando la gaita en la nevera.
Dos huevos
Un chorrete de vino (no pasa nada si no tienes)
Harina
Un poco de pan rallado
Una pastilla de caldo
Aceite de oliva, especias y sal.PREPARACIÓN:
Lo primero que vamos a hacer es cortar una cebolla en juliana y la vamos a poner en una satén a pochar con un poco de aceite y algo de sal. Debe quedar muy blandita y algo tostadita. (tostado no es lo mismo que quemado, ojo)
Corta todas las verduras (la media cebolla que sobra también) en trozos más o menos pequeños y ponlos en una cazuela a pochar. El tomate se lo puedes rallar si lo prefieres. Añada un chorretón de aceite, la pastilla de caldo y deja que se vayan pochando.
Por otra parte, en un bol, pon la carne y hazle un hueco en el centro. Métele las especias que quieras. Te recomiendo la pimienta, romero y un poco de salsa de soja. Y por supuesto la sal. Ponle los dos huevos, algo de pan rallado y mete las manazas. Amasa, amasa y amasa.
Cuando la cebolla ya esté pochada la metes junto con la carne y vuelves a masar. Esto es lo que le va a dar la jugosidad a la albóndiga. Ahora haz bolitas de un tamaño razonable y pásalas por harina.
Lo que tenemos que hacer ahora es freírlas en una sartén con aceite. La idea es que se marquen por fuera, para que luego no pierdan todos los jugos en la cazuela. Mientras haces esto, ponle un chorrete de vino a las verduras y uno o dos vasos de agua.
Según las vas friendo, las vas metiendo en la olla. Una vez fritas todas, deja que hiervan en la cazuela. El tiempo dependerá del tamaño de la albóndiga, pero puedes ir probando. Si las partes por la mitad verás si están o no hechas por dentro. Si quieres ser incluso más rápido, puedes hacerlo en la olla exprés, pero yo no tengo...
Y deja que haga chup-chup hasta que se hagan todas. La receta puede acabar aquí, pero a mí me gusta rescatar todas las albóndigas, ponerlas en un plato y pasar la salsa con las verduras por la batidora, incluso por un colador después. Ya sabes, los detalles... Y listo.
No te agobies, tampoco son tantos ingredientes y son muy entretenidas de hacer. Ya te he dicho que hagas un montón y las congeles, pero te lo vuelvo a repetir. No uses sólo los táperes de tu madre, hazte tú también los tuyos.
Acompáñalas de una buena patata frita o de arroz blanco, o te las metes en bocadillo si eres un animal. Cada uno que se las vea consigo mismo. Y a cocinar, filibusteros, que el mundo se va a acabar.