Si seguís nuestro blog, ya os habréis dado cuenta de que lo nuestro con las nueces, como decía la canción, no es amor, es una obsesión. Y es que han protagonizado recetas dulces como bizcochos o mermeladas pero no solo, porque en los platos salados también nos encantan y las usamos tanto en la pasta como en ensaladas.
Pero si tenemos que escoger, quizá nos quedemos con estas albóndigas vegetales, nutricionalmente muy completas y en las que las nueces dan el contrapunto crujiente que las hace irresistibles.
¿Nos pasamos al lado veggie?
¿Qué necesito?
125 gr de lentejas
1 tallo de apio
2 zanahorias pequeñas
1 cebolla chalota
1 diente grande de ajo
1 tomate maduro
75 gr de nueces de California
1 cucharadita de cúrcuma
1/4 de cucharadita de comino
Perejil fresco
2 huevos pequeños
La miga de una barra de pan
Sal
Aceite de oliva virgen
Aceite de oliva suave para freír
Para la salsa de lima:
1 yogur natural
2 cucharadas de mayonesa
1 lima
Sal¿Cómo lo hago?
Primero preparamos las lentejas. Dependiendo de la clase que uséis, necesitarán quedarse en remojo durante unas horas o no. Nosotras hemos usado la verdina, que no lo necesita (aunque si queréis ponerlas en remojo tampoco pasa nada). Las cocemos en abundante agua con sal durante unos 30 minutos. Una vez cocidas las escurrimos y reservamos.
Lavamos y picamos muy menudo el tallo de apio, la cebolla y el ajo. Los sofreímos en una sartén con un poco de aceite de oliva virgen. Cuando empiecen a ablandarse, añadimos las dos zanahorias ralladas y mantenemos a fuego bajo para que se hagan bien sin quemarse durante un par de minutos. Picamos el tomate y el perejil, los echamos en la sartén. Salamos y añadimos la cúrcuma y el comino. Cocinamos todo durante unos 10 minutos más a fuego bajo.
Ahora vamos a hacer la masa, para ello batimos los dos huevos en un bol y les añadimos las lentejas, las verduras sofritas, las nueces (que antes habremos picado un poco) y la miga de pan. Mezclamos todo bien. La masa resultante tiene que poder moldearse con las manos así que si vemos que nos queda demasiado líquida, añadiremos un poco de pan rallado (pero sin pasarnos porque tampoco queremos que esté muy seca).
Vamos haciendo bolitas del tamaño de una pelota de ping pong.
Ponemos al fuego una sartén con abundante aceite de oliva suave y cuando esté caliente freímos las albóndigas uniformemente. Al sacarlas, las colocaremos en un plato con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
Por último vamos a por la salsa de lima. Tan fácil como poner en el vaso de la batidora un yogur natural, dos cucharadas de mayonesa, la ralladura y el zumo de una lima y una pizca de sal. Batimos hasta que la textura sea líquida y fina.
Y ¡a comer antes de que se enfríen!