Esta es una receta para cocinarlos de una forma distinta. A nosotros nos encanta como aperitivo o acompañamiento de carnes o pescados a la plancha.
Ingredientes:
1 calabacín.
1 ajo.
1/4 de cebolla
1 guindilla en aceite.
8 aceitunas.
aceite, sal y pimienta.
Limpiamos nuestro calabacín, le quitamos las puntas y lo cortamos, con piel y todo, en rodajas de medio centímetro.
Ponemos una sartén a fuego fuerte, la rociamos con aceite en spray, (si no tenéis un pulverizador de aceite, podéis poner unas gotas y, ayudándoos con papel de cocina, repartir por toda la sartén), y vamos pasando las rodajas de calabacín, dejándolas alrededor de 1 minuto por cada lado. No deben quedar demasiado tiernas.
Cuando tengamos ya las rodajas de calabacín pasadas por la sartén, picamos todos los demás ingredientes bien pequeñitos y extraemos la carne de la guindilla en aceite. Lo mezclamos todo.
Cogemos un recipiente, puede ser de cristal o de barro, y vamos haciendo capas de calabacines plancha, salpimentamos, ponemos una cucharilla del picadillo que hemos hecho bien repartida y un buen chorro de aceite.
Pondremos tantas capas de calabacín, aliñando cada una de ellas, como sea necesario hasta tenerlo todo en el recipiente escogido.
Por último, añadiremos aceite generosamente hasta cubrir bien y lo guardaremos en el frigorífico tapado durante al menos 24 horas.
Este aliño de calabacín, al estar sumergido en aceite, nos durará sin problema una semana y además, su sabor va mejorando día a día.
Puede servirse como aperitivo acompañado de unos trozos de pan o como guarnición de un buen chuletón a la brasa.
Otra cosa: el aceite que nos quede cuando hayamos acabado con las rodajas de calabacín es muy sabroso y os vendrá estupendamente para aliñar ensaladas.