Será ese color rojo intenso tan bonito que tienen cuando estás listas para comérserlas, nunca mejor dicho.
También me ponen de buen humor porque solían llegar a casa cuando empezaba el buen tiempo, aunque ahora la verdad es que las puedes encontrar en cualquier lugar y en cualquier época del año.
Recuerdo que llegábamos a casa a mediodía del cole a comer y encontrar un vaso de fresas con nata (crema de leche) esperándonos en la nevera era como si nos hubiera tocado el Gordo. Ya hacía de ese día un día especial. Así que mi hermano y yo intentábamos comer rápido para ser el primero que cogiera el vasito con la fresa más grande en el tope :)
Acordándome justo de eso, es como he querido preparar las fresas con nata (crema de leche) hoy. Justo como mi madre las ha preparado siempre. De hecho, hasta anoche la llamaba preguntándole si se ponía el azúcar a la nata (crema de leche) antes o después de montar, nunca me acuerdo :D
Y cómo no, mis fresas se coronan con una fresa entera, como lo hacía madre. Ahora las peleas vendrán entre mi catador y yo a ver quién coge la más grande ;)
Ingredientes:
1 bandeja mediana de fresas de unos 500 gramos.
1 brick de nata (crema de leche) para montar de 200 ml.
4 cucharadas de azúcar.
Elaboración:
Lavamos las fresas y cortamos la base y descorazonamos. Yo siempre le quito con el cuchillo la parte blanquita de dentro después de haberle recortado la base. Vamos cortando las fresas en trocitos y llenando nuestros vasos reservando una fresa pequeña por cada vaso para coronarlos. Reservamos en la nevera.
Para montar la nata (crema de leche), os ayudará que el vaso donde vayais a montarla haya estado en la nevera enfriándose antes. Y la nata (crema de leche) siempre fria. Montamos la nata (crema de leche) con la batidora, y cuando esté nos ayudamos de una manga para ir cubrendo nuestros vasos con las fresas.
Cuando lo tengamos, y por último, decoraremos con la fresa y meteremos en la nevera para enfriar. Cuando estén frios, podremos comer.