La autora me ha dicho que hoy tengo que contar una historia bonita, porque las anteriores no eran muy amables
No sé ni porqué soy la protagonista, porque mi vida, en mi modesta opinión, es bastante aburrida y gris
Tengo treinta años, vivo en un piso de setenta metros cuadrados con mi pareja que me lleva acompañando desde hace ya diez años. Tenemos un perro, se llama Coco, es el amor de nuestra vida. Trabajo de cajera en un supermercado
Él trabaja en el mismo supermercado que yo. Es el encargado. Él me dio la oportunidad de trabajar y confió en mi
Y no fue fácil que lo hiciera. En los primeros meses de trabajo, mis ánimos estaban por los suelos. Solo lloraba y me lamentaba de mi mala suerte
Él estuvo siempre ahí, hablaba conmigo y me subía la moral, cuando yo misma no sabía ni dónde la tenía
Hoy en día, es mi amigo, mi pareja, mi todo. Sin él no hubiera podido superar el día a día y no sé qué hubiera sido de mi
Por aquel entonces, mucha gente reconocía mi cara. ¡Cómo para no hacerlo!
Salía en todas las televisiones y hablaban de mi como la gimnasta más joven en conseguir medallas de oro nacionales y mundiales
Se acercaban las olimpiadas y todas las esperanzas se posaron en mi
Todo el mundo del deporte se hacía eco de mis logros
Hasta yo misma sabía que en España, en ese momento, era la única que podía subir al podio y traerme varias medallas a casa, entre ellas la de oro
Entrenaba doce horas diarias, sin tregua. Me dejé el alma y el cuerpo. Mi mente era una máquina preparada solo para lo que hacía. Y no me pesaba
En un segundo, todo se vino abajo
En las escaleras del aeropuerto, el mismo día que nos íbamos a Pekín, me caí
Tres escalones acabaron con todo
Me rompí la pierna por varios sitios, me lesioné la espalda, me fracturé el brazo y la muñeca
Tres escalones. Varios meses ingresada, dolorida y rabiosa
Mi agilidad no me sirvió para poder reaccionar. Mil veces me veía caer y me preguntaba porqué no supe reaccionar. No tenía respuesta. Solo lágrimas de frustración
La noticia duró dos días en los periódicos y televisiones
Después el silencio y más tarde el olvido
Volví a los entrenos e intenté estar al mismo nivel de antes, todo fue en vano
Decidí que si el mundo me había abandonado, yo me olvidaría del mundo
Dejé mi vida anterior. No quería saber nada de gimnasios ni entrenamientos. Mi entrenador, que solo vivía por y para mi, me encontró pronto una sustituta. La vida sigue
Cuando llegué a aquel supermercado, quería morirme y no me di cuenta que, en realidad, me devolvió la vida
Pensándolo bien, la autora tiene razón, mi historia es una historia bonita
Aquella lesión me trajo amigos, amor, carcajadas
Antes yo era un robot programado
Recuperé el gusto por comer, lo tenía más que olvidado debido a las exigencias de la gimnasia
Y ya os dije que encontré mi amor y mi mejor amigo, todo en uno
Solo recuerdo aquellos años cuando llega el frío y me resiento de la espalda, y cuando voy a casa de mi madre y miro aquella vitrina inmensa, llena de medallas y trofeos brillantes
No sé si he cumplido con las expectativas de la autora, porque como os dije, mi vida es bastante normal, más bien aburrida
INGREDIENTES
2 pimientos verdes
2 pimientos rojos
1 cebolla
3 dientes de ajo
2 tomates grandes
1 cucharada de azúcar
Sal
Pimienta
Huevos duros
ELABORACIÓN
Para cocer huevos duros
Pinchar en este enlace: Cocer huevos en olla GM D
Pelar los tomates y quitar las pepitas
Cortar a cuadrados pequeños
Picar los ajos y las cebollas en cuadrados pequeños
Cortar los pimientos a cuadrados pequeños
En la cubeta poner aceite
Menú Cocina
Cuando el aceite esté caliente, pochar la cebolla y los ajos
Añadir los pimientos
Cuando estén blandos, añadir el tomate
Ir removiendo
Salpimentar
Añadir el azúcar
Remover
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Menú Cocina 8
Despresurizar manualmente
Si al abrir hay mucho líquido, volver a poner Menú Cocina y dejar que se consuma líquido al gusto
Servir acompañado de los huevos duros
Receta adaptada de Divina cocina