Si el mes pasado me venía arriba hablando de Austria, no os quiero ni contar lo que va a pasarme este mes como no me controle, porque Inglaterra me encanta. Debe ser porque es un poco parecida al norte de España (sobretodo en el clima) y las raíces cántabras tiran.
Los ingleses no tienen fama de cocinar muy bien, en cambio en cuestión de postres la cosa cambia... En Inglaterra abundan los frutos rojos y cuentan con gran variedad de ellos, por eso muchos de sus postres están preparados con ellos. También utilizan mucho las manzanas y algunas verduras como la calabaza y las zanahorias.
Ya he preparado algunos de sus postres típicos y las recetas las podéis encontrar en el blog, como el "Apple pie", que aunque es tradicionalmente británico se consume muchísimo en Norteamérica, el "Carrot cake", que le pasa como al anterior en cuanto a su consumo, los "Scones" para tomar en el desayuno o en el té de las cinco acompañados de "Orange curd" o "Curd de limón", el "Apple crumble" que se prepara con manzanas y se recubre con mantequilla, harina y azúcar en forma de migas y que yo he preparado en forma de muffins y del que tengo también una variante, el "Crumble de melocotones", el "Victoria Sponge" o bizcochos esponjosos que yo utilizo mucho para preparar los naked cakes y layer cakes y por último, uno de mis preferidos, el "Eton Mess" que es la versión inglesa de nuestras fresas con nata (crema de leche).
Y también hay muchos otros que todavía no he hecho y que me muero de ganas de preparar. Claro que la lista de "Recetas pendientes" no hace más que crecer y crecer y yo ya no doy más abasto. Aunque, ¿qué os apostáis a que alguno de mis compañeros de reto los prepara? Me refiero a recetas como el "Battenburg cake" que es un bizcocho en forma de damero y que me llama mucho la atención, igual que también me llama la atención la receta que os traigo hoy, un bizcocho mágico.
Mágico porque la masa se hace conjuntamente y el resultado final después del horneado es un pastel con tres capas, una densa capa de natillas, una capa de crema suave y un capa de esponjoso bizcocho. Increible ¿no?
Ingredientes
4 huevos
4 gotas de vinagre blanco
1 cucharadita de extracto de vainilla
150 gr. de azúcar
120 gr. de mantequilla, derretida
115 gr. de harina
480 ml. de leche tibia
Azúcar glacé para espolvorear el pastelPrecalentamos el horno a 160º C y engrasamos un molde cuadrado de 22 cm. Separaramos las yemas de las claras.
En una batidora de pie montamos las claras a punto de nieve. Cuando empiezan a espumar añadimos las gotas de vinagre, y seguimos montando. Reservamos.
Batimos las yemas de huevo y el azúcar hasta que estén suaves. Añadimos la mantequilla y la vainilla y batimos durante dos minutos. Agregamos la harina y mezclamos hasta que esté incorporada.
Poco a poco añadimos la leche y batimos hasta que todo esté bien mezclado. Añadimos un tercio de las claras y mezclamos suavemente con ayuda de una espátula, repetimos hasta que todas las claras estén integradas.
Vertemos la mezcla en el molde y horneamos de 50 a 60 minutos o hasta que la parte superior esté ligeramente dorada.
Dejamos que se enfríe completamente a temperatura ambiente. Refrigeramos unas horas, antes de desmoldarlo.
Desmoldamos y espolvoreamos con azúcar glacé.
Sencillo ¿verdad? Pues el resultado es espectacular. Muchas veces las recetas más simples resultan sorprendentes por su delicioso sabor.
Vamos saltando de un país a otro y descubriendo recetas, que de otra manera quizás nunca hubiéramos conocido. ¡¡Qué divertido!!
Deseando saber dónde viajaremos en Mayo y que recetas nos deparará el destino y deseando también ver las propuestas inglesas de mis compañeros.