Me hace ilusión empezar el año con una receta de pan ya que es el alimento que con más satisfacción preparo.
Esta receta es de Rosemary Rowson del Women´s Institute. Resulta un pan de verdad delicioso, con esos trocitos crujientes de avellana.
Lo que no he hecho esta vez, como acostumbro, es el paso a paso con fotografías (pereza por las fiestas, lo siento...) así que para quien quiera ver el proceso, que es el mismo que sigo con todos los panes, remito a mi página: Cómo hacer fácilmente y con éxito, pan casero.
Para que el pan quede más esponjoso y menos denso de lo que acostumbran a quedar los panes integrales, Rosemary recomienda calentar un poquito la harina antes de trabajar con ella, operación que podemos llevar a cabo introduciéndola unos momentos en el microondas (unos 15 segundos a máxima potencia).
No obstante, hay que tener cuidado en no pasarse con la temperatura ya que la levadura con el exceso de calor se deteriora.
INGREDIENTES
Para un pan mediano (podemos doblar las cantidades y hacer dos panes)
375g de harina de los cuales la mitad será integral y la otra mitad harina de fuerza ? una cucharadita de sal marina fina ? 2 cucharadas de aceite (de avellanas) ? una cucharada de miel ? un sobre de levadura de panadero seca (5,5g) ? 225ml de agua tibia (a 38º) ? 70g de avellanas.
ELABORACIÓN
Lo primero de todo preparamos las avellanas. Si son crudas, les quitamos la cáscara dura exterior y las ponemos en una bandeja de horno a 200º. A los 4 o 5 minutos, las sacamos para un paño de cocina y las frotamos con éste para que se desprendan las pieles. El procedimiento con fotos, se puede observar en la página: Cómo pelar avellanas fácilmente.
Las picamos groseramente (con la picadora o a mano) y las reservamos.
Calentamos la harina como expliqué en la introducción de la receta y le añadimos la levadura y la sal.
Agregamos seguidamente el aceite y la miel y poco a poco vamos añadiendo el agua y mezclando la masa para que todo se integre.
Volcamos la masa sobre una encimera que no esté fría y la amasamos durante unos 5 minutos volteándola sin parar, estirándola bien y amasándola a fondo.
Hacemos una bola con la masa, la ponemos de nuevo en el cuenco previamente aceitado y la tapamos con film de cocina.
Colocamos el cuenco en un lugar cálido (no caliente) sin corrientes y lo dejamos allí hasta que la masa doble su volumen cosa que tardará en hacer aproximadamente una hora.
Pasado este tiempo, sacamos la masa del cuenco de nuevo para la encimera previamente enharinada, le añadimos las avellanas troceadas y la amasamos con mucha suavidad durante medio minuto para que suelte las burbujas de gas. Se nos hará de nuevo del tamaño original.
Le damos entonces la forma del pan que deseemos dejando la parte de arriba lisa y bonita y la colocamos encima de un papel de hornear.
Le hacemos dos cortes profundos en forma de cruz, la tapamos con una bolsa de plástico grande previamente inflada y la dejamos levar como antes durante unos 45 minutos hasta que casi doble su volumen.
Hay que procurar no pasarse con este levado para que el pan no pierda su bonita forma.
Precalentamos el horno a 230º y cocemos el pan durante unos 15 minutos. Después bajamos el horno a 200º y continuamos la cocción durante otros 25 minutos o hasta que lo veamos bien dorado y cocido.
Este pan, al igual que otros, se conserva durante unos días, mejor si lo envolvemos en papel de aluminio o, si nuestra cocina no es muy seca, en una bolsa de tela. También puede congelarse para lo cual se corta en rebanadas y se envuelve cada una de ellas en papel de aluminio.
Al sacarlo, se tuesta ligeramente en el horno o el tostador y está genial.