Hay que moverse por prioridades, ése es el secreto del dominio del tiempo. Robin Sharma
Según la RAE, el tiempo es la magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.
La palabra tiempo nos viene del latín “Tempus” que viene a significar “extensión” o “medida”.
Filósofos como San Agustin (Agustin de Nipona 354-430), relacionaron al tiempo con el alma, indicando que ésta relación es debida a que el pasado es algo que ya no existe, el futuro algo que vendrá y el presente se escurre, se va irremediablemente transformándose en un recuerdo, en un inexorable pasado.
La mitad exacta de mi vida la viví facturando, vendiendo, diseñando, comprando, distribuyendo máquinas para medir ése tiempo que sin darnos cuenta es presente y en un segundo pasado. Los últimos 20 años de mi vida profesional llegué a ser Directora Comercial de los relojes “Orient” para España y Andorra.
Ésa era mi vida, pendiente toda ella del "reloj", pero tenía que sacar tiempo sobre todo para mis hijos, mi familia, para mi casa y sinceramente he de confesar que en gran medida lo lograba. Y como decía en el reportaje que me realizaron en los años 90: "El tiempo nos da la razón"
Miramos el reloj en todo momento, pendientes de sus agujas, comprobando cómo pasan los segundos, minutos y horas. ¿Cuántas veces decimos: “No tengo tiempo”? Y no pensamos que el problema no está en el reloj, ése “no tengo tiempo” es sólo una excusa para no hacer algo, como puede ser el cocinar.
Tiempo, una palabra que hoy por hoy define “algo” que parece un lujo disponer de él. La vida tal y como hoy en día está concebida, no sólo por el trabajo, las distancias a cubrir, la propia tecnología, los hobbies, etc va poniendo más complicada la tarea de conseguir hueco para ciertas actividades como es la cocina e invita a preguntarse ¿qué como hoy? ¿qué hago de comer? ¿y ahora qué, cuando voy a comprar, qué preparo? A lo que personalmente siempre respondo: Querer es poder.
Así que es mucho más fácil, menos complicado recurrir a la comida industrial. Ir hoy en día a una gran superficie, a cualquier supermercado comprobamos que las industrias agroalimentarias de comidas preparadas , los productos listos para comer crecen con fuerza y cada vez hay más ofertas, lo que me permite llegar a la conclusión de que, sobre todo la juventud no cocinarán a diario en toda su vida. Leí en una ocasión que alguien decía que dentro de un tiempo “sólo se cocinará por hobby”.
Espero y deseo que no, por lo que intento poner “mi” granito de arena con recetas, con platos que no necesitan demasiada elaboración, que si miran el reloj en treinta minutos pueden hacerlo, que en tan poco tiempo pueden obtener magníficos resultados que les permitirá comer mucho más sano y que incluso se puede tener en el frigorífico para varias ocasiones. Como ésta cazuela de pescado al cava con langostinos y puerros. ¿Se animan a cocinarlo?
¿CÓMO LO HICE?
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
200 grms. de rosada (cortada en trozos pequeños),
seis langostinos, un puerro, una patata mediana, un vaso grande de cava, un vaso grande de caldo de pescado (se puede realizar con las espinas de la rosada), cinco cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, sal y perejil fresco.
LOS PASOS A SEGUIR:
Picar el puerro en trozos pequeños, pelar la patata y cortarla en cuadrados (como para un bocado).
Pelar los langostinos y realizarles un corte longitudinal por la parte superior del cuerpo a fin de poder sacar el hilo intestinal, enjuagarlos bien y reservar.
En una cacerola plana o sartén echar el aceite y a fuego medio pochar el puerro hasta que comience a estar transparente (procurando que no se llegue a dorar), agregar las patatas y a continuación el cava, llevando a ebullición durante un minuto a fin de que evapore el alcohol.
Incorporar el caldo de pescado de forma que cubra las patatas y dejarlo cocer durante quince minutos aproximadamente ( hasta comprobar, pinchando las patatas, que éstas estén tiernas). Salar al gusto.
En ése momento introducir en la cacerola los trozos de pescado y los langostinos, tapar la cazuela y dejar cocer dos o tres minutos. Añadir el perejil troceado por encima y apartar del fuego.
Servir caliente.
Porque cocinar no es sólo alimentarse, cocinar es dar a amor.