No tiene ninguna complicación. Lo más difícil de este plato es la salsa de tomate casera y el punto del arroz. Vamos.... dificultad cero. Que si dejo a mi hijo mayor al mando del risotto me lo borda, estoy segura.
A estas alturas yo ya he aprovechado los tomates maduros de fin de temporada que nos da la huerta y he comprado más para preparar salsa para todo el año y de esta forma siempre tengo en la despensa tarros listos para usar. Y que además está más rico, mucho más, que el comercial. Merece la pena pegarse la paliza un par de días tomateando sin parar para poder disfrutar de ese sabor tan bueno hasta la próxima temporada.
Ingredientes: 250 gr. de arroz arborio, 380 gr. de tomate frito casero , 1 cucharadita de mantequilla, 1 litro de caldo de pollo, 100 ml de vino blanco, 1 cebolleta, Albahaca fresca y 50 gr. de queso parmesano rallado.
Picamos la cebolla muy menudita. En una sartén alta o cazuela baja calentamos la mantequilla y pochamos en ella la cebolla hasta que se ablande y adquiera un tono doradito. Añadimos el tomate frito, mezclamos e incorporamos el vino blanco, subimos le fuego y dejamos reducir un par de minutos.
Añadimos el arroz y rehogamos un par de minutos para que se mezcle bien con el tomate y se selle. Reducimos el fuego y vamos añadiendo el caldo caliente poco a poco. Removiendo cada vez que añadamos caldo para que el arroz vaya soltando el almidón. Repetimos hasta que acabemos el caldo y el arroz esté tierno y cremoso. Si hiciese falta rectificamos de sal.
Añadimos unas hojas de albahaca fresca bien picaditas y las mezclamos con el arroz. Espolvoreamos con Parmesano rallado y unas hojas de albahaca y servimos inmediatamente.
Fuente: Sabores y momentos
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