Solo sentía malas vibraciones. Nada la retenía allí
Podía buscar otro piso, ya lo había hecho muchas veces. Sabía adaptarse bien. Todo lo que poseía lo llevaba con ella. Hacía su hogar allá donde llegaba. Dos meses, un año. Daba igual. Para ella la vida no es tener posesiones sino vivir con la conciencia tranquila. Lo material poco le interesa
Y ahora esa tranquilidad de espíritu ha desaparecido. El miedo la tiene paralizada. No la deja pensar ni actuar
No quiere compartir con nadie sus sospechas. La tacharán de loca, de obsesionada. Le dirán que está demasiado sola
Ya no puede más, esa situación la supera
Está decidida a enfrentarse a él. Decirle que no es normal encontrárselo continuamente, que se siente atosigada. Ahora no solo en el piso, porque cree haberlo visto un para de días en la calle y en una cafetería. Nada con claridad. Una sensación, girarse y ver a alguien alejarse entre la gente
Está decidida. Le ofrece ir a tomar un café en un bar cercano, a una hora en que sabe que habrá mucha gente. Él acepta enseguida. Parece amable, diría que hasta emocionado
Se arrepiente enseguida. ¿No estará alimentando la obsesión de él? Cuando le diga todo lo que piensa ¿no se convertirá su amabilidad en rabia, en odio?
Llega la tarde del encuentro. Se sientan en una mesa, rodeados de mucha gente
Ella ha perdido casi toda su determinación, casi toda su valentía
Roberto habla, sonríe, como un tipo normal, encantador. Ella le deja hablar. No le dice nada, no le cuenta sus sensaciones. No le dice nada de los días de angustia
Parece que todo eso se ha esfumado. Se ha dejado llevar y aquel encuentro para aclarar cosas, se ha convertido en horas de conversación, de feeling entre ellos
Ella vuelve a piso flotando. ¿Cómo podía haber estado tan equivocada? ¡Cuántas barbaridades pensó
Hacía tiempo que no se sentía tan bien
Pasan los días y se siente totalmente conquista por Roberto. Divertido, detallista, amable. No se puede pedir más
El piso se les queda pequeño para lo que están viviendo. Deciden irse a vivir juntos, solos. Ya no recuerda quién de los dos lo ha propuso primero
Un día, entre risas, se atreve a contarle aquellos días de angustia. el motivo por el que quedó con él a tomar un café
La sonrisa de Roberto se congela. No dice nada. Por sus ojos pasa un destello de rabia, imperceptible para ella. Está tan enamorada
Cree que es normal ese silencio. Le ha contado algo terrible. Le da muchos besos, intentando que eso no les amargue el día
Parece que lo consigue. De momento...
Porque en los días siguiente algo intangible ha cambiado
La mirada. Los ojos de Roberto ya no sonríen. Una frialdad se ha instalado en sus ojos
A ella se le vuelve a colocar una bola en la boca del estómago. Vuelve a recordar días pasados. Días de miedo
Está en pura contradicción. Si ya se equivocó una vez...
Empieza a tener miedo a contradecirle, a hablar con él. Lo observa
Su actitud ha cambiado. Ya no la trata con dulzura . Se ha vuelto brusco. Callado
Todos los miedos vuelven, con más fuerza. Ahora está sola con él. No tiene una habitación con llave donde parapetarse
Y otra vez no puede creer lo que le está ocurriendo
Ese es su último pensamiento mientras Roberto aprieta fuerte sus manos en su cuello
Lo último que ve son los ojos negros de Roberto. Oscuros, como si vida
PD La primera parte de este relato lo encontraréis junto a la receta de Magdalenas de nata (crema de leche)
INGREDIENTES
3 cucharadas de aceite de girasol
150 g de carne picada de cerdo
2 cebolletas tiernas
1 zanahoria
1 calabacín pequeño
150 g de brotes de soja
Medio repollo
Láminas de pasta filo
1 cucharada de salsa de soja
ELABORACIÓN
Cortar toda la verdura en tiras finas
En la cubeta, calentar el aceite en menú cocina
Añadir las verduras 5
Añadir los brotes de soja
Añadir la salsa de soja. Sofreír 2
Escurrir y enfriar
Rellenar las láminas de pasta filo
Colocar un par de cucharadas de relleno en un lateral y envolver
En la cubeta poner papel un círculo de papel horno
Colocar los rollitos hacia abajo encima del papel horno
Pincelar con aceite los rollitos
Menú Horno + Tapa Horno 10. Hasta dorar al gusto
Receta adaptada de Cuuking