"Lo más importante no es la cámara, sino el ojo" (Alfred Eisenstaedt, fotógrafo)
Tengo la fortuna de tener muchos y buenos amigos, me siento especial porque la vida me ha regalado ¿o debo llamarle destino? encontrarme con personas maravillosas que me enriquecen como ser humano. Estoy convencida que los amigos no sólo nos enriquecen la mente, inspiran nuestra imaginación y nos ilumina el espíritu.
Entre ésos amigos, una gran familia que conocí hace unos cuantos años. Vivimos cerca y de vez en cuando nos encontramos, nos saludamos y charlamos como si nos conociéramos de toda la vida; me voy dando cuenta cada vez que hablamos de que compartimos gustos, que nos apasiona la naturaleza y el arte en todas sus expresiones.
Ellos son un matrimonio, sus nombres Mari Pepa y Manuel. ¿Quién me iba a decir que aquel joven profesor particular de química y biología de mi hija era uno de sus hijos? ¿Que su hija Estefania (se llama como mi niña) me cautivaría con ésa dulzura con la que siempre me saluda cuando sale acompañada de sus dos hijas? Siempre con ésa sonrisa me cuenta su pasión por Oriente, por sus técnicas de yoga y hablamos de la gastronomía vegetariana. Ella es profesora y dirige un centro de yoga áereo en Málaga....es realmente fantástica, por cierto, en su trabajo.
Con el paso del tiempo supe que eran grandes apasionados de la naturaleza, sino que Manuel dejaba constancia de ella con su arte: es un gran fotógrafo. Admiro sus obras conforme las va publicando, no sólo en exposiciones, también en los caminos virtuales; no hay que olvidar que la fotografía es un arte: el arte de la mirada.
No hace mucho vi una de sus fotos y al verles quise felicitarle por ella; la realizó en los Montes que rodea la capital malagueña, cerca de su pueblo natal.
Mientras hablábamos del lugar, de su cultura, de la gastronomía, fue cuando Mari Pepa me comentó en qué zona en concreto habia realizado Manuel la foto; allí cerquita había nacido y de ahí, de ésos paisajes malagueños que enamoran, que cautivan y que él capta con verdadero arte fotográfico, comenzamos a hablar de gastronomía malagueña. ¡¡ Te voy a pasar una receta antigua, de mi suegra, ella se llamaba Encarnación y era una gran cocinera !!
Me cuenta que Encarnación nació en "Graná" (Granada) y desde su más tierna infancia vivió en la provincia de Málaga. Y yo, a veces me pregunto ¿Quién pone fronteras en tierras hermanas? Málaga y Granada....Granada y Málaga que comparten historia, cultura y por ende gastronomía.
Me sigue diciendo que es una sopa.....una sopa que a ella se la enseñó su suegra, y que su suegra la aprendió a su vez de sus mayores, una receta que fue pasando de generación en generación desde época inmemorial.
Un gran tesoro, un hermoso y generoso regalo para mi, para "Mi Cocina", a la que con su aportación ha enriquecido y que con permiso de ellos la comparto para que no quede en el olvido.
Para mi sorpresa, al leer su correo electrónico, me fui dando cuenta que el plato en sí tiene un claro origen sefardí; que es en definitiva un plato centenario, ligado a nuestra cultura andaluza.
Es curioso que la costumbre en la familia de Mari Pepa y Manuel, siguiendo la tradición, es tomarla en día de Año Nuevo, según palabras textuales me indica que: Ésta sopa es muy reconfortante, sobre todo después de una cena copiosa y alegría de bebida como es Nochebuena.
Pero una vez la he probado, estoy totalmente segura que cualquier día es bueno para degustar ésta deliciosa sopa de albóndigas de bacalao.....¿Se animan a prepararla?
¿CÓMO LA HICE?
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
Un trozo de bacalao (unos 100 grms), un huevo, un limón, 1/2 litro de agua, una rebanada de pan, pan rallado (el que admita), medio vaso mediano de leche entera, dos dientes de ajo, una rama pequeña de perejil fresco (sólo las hojas) y sal. Harina y aceite de oliva virgen extra para freir las albóndigas.
LOS PASOS A SEGUIR:
Mantener el bacalao en agua durante 24 horas a fin de desalarlo (cambiar el agua en varias ocasiones durante éste tiempo). Escurrir bien.
Desmigar el bacalao comprobando que no queden espinas. Pelar los ajos y picarlos junto con las hojas de perejil en trocitos pequeños.
Separar la clara de la yema del huevo.
En un cuenco echar la clara de huevo, el bacalao desmigado, el ajo y el perejil, la miga de pan, la leche y mezclar todo.
Posteriormente ir añadiendo el pan rallado hasta que la masa adquiera una consistencia lo suficientemente sólida como para dar forma a las albóndigas (pero procurando que éstas queden más bien blandas).
Formar las albóndigas, procurando que no sean muy grandes y pasarlas por harina.
Freirlas en abundante aceite de oliva virgen extra, procurando que queden doraditas. Una vez fritas dejarlas sobre papel absorvente.
En una cacerola poner agua a hervir, una vez comience a burbujear incorporar las albóndigas y dejar cocer a fuego medio durante unos diez minutos. Probar de sal y retirar del fuego.
Mientras cuecen, en un recipiente diluir con un tenedor la yema de huevo, incorporando el zumo del limón y mezclando hasta que queden los dos ingredientes uniformes en el plato.
Pasar la yema de huevo con limón poco a poco a la cacerola, diluyéndolo con el caldo con cuidado a fin de que no se corte.
Listo para servir. Y si gustan espolvorear un poco de perejil picado para darle un toque de color.
Consejo: Hay que tener cuidado a la hora de volver a calentar la sopa, si tienen que realizarlo, calentarla a fuego bajo sin dejar que hierva.
Gracias, muchisimas gracias Mari Pepa por ésta exquisitez, ésta maravilla, por tu generosidad, por éste gran regalo gastronómico malagueño: un tesoro de tu suegra Encarnación.