Llega el veranito y todos queremos tener un cuerpo diez. Sin embargo, cuando nos damos cuenta, ya es julio y no se puede obrar milagros. Por eso, yo siempre recomiendo que no nos obsesionemos, sino que tengamos alrededor del año siempre una dieta saludable. Una de las recetas que yo suelo consumir mucho son estas Albóndigas de calabacín.
Es una receta tremendamente sabrosa, donde el calabacín es el rey, pero su sabor queda un poco enmascarado por el queso y la fritura que se le hace. En fin, es una albóndiga mucho más sana, porque no es de carne y además, llena muchísimo y te aporta una sensación de saciedad perfecta.
INGREDIENTES:
2 calabacines.
Queso de mozzarella.
Pan rallado.
Pimienta.
Orégano.
Sal.
Un huevo.
1º. Rallamos los calabacines crudos. Nos interesa que la verdura no esté cocinada, porque de esta forma es mucho más sana y sigue manteniendo todas sus propiedades nutritivas. Además, como el calabacín es blando, su textura cocinada es la misma que sin cocinar.
2º. Luego pasaremos a unificar todos los ingredientes. El huevo con el queso, los calabacines y por supuesto, las especias (sal, pimienta y orégano). Lo mezclamos todo bien hasta que quede una masa homogénea.
3º. Ahora toca el momento de hacer las bolitas con la forma de las albóndigas. No las hagáis muy grandes, que queden como para comerse con dos bocados. Hacemos las esferas y las cubrimos con pan rallado por completo.
4º. Después toca freírlas en abundante aceite hasta que se dores. Cuando las partáis por la mitad, comprobaréis que el queso se funde con el calabacín y queda un bocado vegetal riquísimo.
Esta es una receta mucho más rica recién hecha. No dejéis nada para el día siguiente, porque las albóndigas dejan de ser crujientes y se reblandecen de un día para otro. Intenté salvarlas con tomate frito, como cuando las hacemos con carne, pero no sirvió para nada. Es más, se pusieron más blandas todavía. Así, que no cometáis el mismo error y tomaros esta receta como un entrante para el momento, que tiene que ser hecho y comido.
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