Sus tres sabores hace que no haga falta recurrir a ponerle relleno, ya que por sí solo posee mucho sabor.
En otras ocasiones os he hablado de mis recomendaciones con el colorante, pero por si acaso, para quienes no lo hayan leído, os lo vuelvo a repetir; no uséis colorantes líquidos. Estos tienen un color muy débil y para obtener el tono deseado tendríamos que emplear bastante cantidad. Al ser líquido conseguiremos que nuestra mezcla se vuelva demasiado líquida y todo acabará en desastre. Por eso os recomiendo siempre los colorantes en gel. Su color es muy intenso y con solo humedecer un poco la punta de un palillo, conseguiremos bastante color. De todas formas probad poco a poco hasta obtener el tono deseado. Es mejor ir poco a poco que pasarnos con el color.
Ingredientes:
-250 gr de mantequilla a temperatura ambiente
-275 gr de azúcar
-3 huevos
-335 gr de harina para repostería
-180 ml de leche y una cucharada sopera aparte
-1 cucharada sopera de esencia de vainilla
-2 o 3 cucharadas de mermelada de fresa o frambuesa
-3 o 4 cucharadas de cacao en polvo
-unas gotas de colorante rojo o rosa en gel
-azúcar glass para espolvorear
Preparación:
Con ayuda de unas varillas eléctricas batimos la mantequilla y el azúcar hasta conseguir una mezcla esponjosa.
Incorporamos los huevos de uno en uno a medio batir. No añadimos el siguiente hasta que el anterior no se haya integrado con la mezcla.
Agregamos la mitad de la harina y la leche, mezclamos y a continuación añadimos la otra mitad de leche y harina y volvemos a mezclar. Precalentamos el horno a 180º.
Repartimos la masa en tres cuencos. En uno añadimos la cucharada de vainilla. Esa parte tendrá sabor a vainilla. En la cucharada de leche disolvemos las cucharadas de cacao y lo mezclamos en otro cuenco. Ese será el sabor a chocolate. Por último, en el tercer cuenco, añadimos la mermelada y el colorante para que quede un color rosado. Ese será el sabor fresa-frambuesa.
En un molde desmoldable previamente engrasado con mantequilla, vamos poniendo porciones de cada uno de los cuencos, alternando los colores. Cuando hayamos acabado pasamos un palillo para dar un toque marmolado, sin pasarlo demasiado para que no se mezclen.
Horneamos durante cerca de una hora. Esperamos a que esté completamente frío para desmoldarlo y espolvoreamos azúcar glass al gusto.