Para aquellos que no siguen una alimentación vegetariana, también es utilizado como guarnición junto con carnes y pescados. Es un plato muy versátil y de fácil elaboración.
Aquí en España, es más conocido como ?pisto? que es el nombre que se le da en Castilla La Mancha y donde la base de su elaboración (exceptuando algún ingrediente) es igual que la del ratatouille. En Mallorca (donde se denomina ?tumbet?) fríen las verduras en láminas (añaden patatas y el pimiento es rojo. A veces echan calabacín) y después les echan salsa de tomate frito.
Variantes hay muchas y podéis adaptarlo con otras verduras si hay alguna de la receta que no os guste.
La receta que yo os traigo hoy es la que siempre ha hecho mi madre. A mí me encanta, es como el ratatouille francés pero lleva tomate frito, como el tumbet mallorquín.
Para acompañar este plato he hecho un huevo poché (o escalfado) porque me gusta mucho como queda la combinación. Haciéndolo de esta forma es apto para los vegetarianos que sí incluyan en su alimentación los huevos, pero para todos aquellos que seáis veganos podéis sustituir el huevo por patatas, arroz cocido o frito, pan crujiente...etc. Como más os guste, yo la próxima vez lo probaré con arroz frito!
Ingredientes (4 personas):
2 cebollas medianas
3 dientes de ajo
3 pimientos verdes
3 calabacines medianos
2 berenjenas grandes
2 botes de tomate frito
Aceite
Sal
Orégano
4 huevos
Procedimiento:
En primer lugar cortamos todas las verduras en cuadrados pequeños. Ponemos aceite en una cazuela grande o en el wok (yo lo hago ahí) suficiente para cubrir el fondo, y echamos primero la cebolla, los ajos y los pimientos. Lo dejamos cocinar unos 3 minutos y cuando empiecen a dorarse un poco añadimos las berenjenas y los calabacines.
Removemos todo bien, si es necesario echar un poco más de aceite porque veis las verduras algo secas, éste es el momento. Añadimos sal, tapamos la cazuela y bajamos un poco el fuego (temperatura media-alta). Dejamos cocinar todo durante 20 minutos aproximadamente, removiendo de vez en cuando y controlando el fuego, para que no se nos queme.
Mientras tanto, vamos a preparar los huevos. Hay dos métodos: el tradicional es calentar agua hasta que esté muy caliente, echar un poco de vinagre lo que ayudará a que la clara no se separe de la yema durante la cocción, y echamos el huevo dentro, ayudándonos con una espátula a empujar la clara hacia la yema para que no quede muy separada.
La otra forma, en mi opinión mucho más sencilla y la que yo he usado, es calentar el agua (no hace falta echar el vinagre), poner papel film dentro de una taza engrasándolo un poco con aceite (sólo un poco, no hay que pasarse), rompemos el huevo y lo echamos dentro. Después cerramos el papel film, como formando un saquito y lo atamos con hilo de cocina. Echamos el saquito con el huevo dentro del agua y lo dejamos cocer 4 minutos (en ambos casos el tiempo de cocción es el mismo). Pasados los 4 minutos sacamos el saquito del agua caliente y lo metemos en agua fría para cortar la cocción. Ya solo queda quitar el papel film y sacar el huevo.
Por último, cuando las verduras estén listas y blandas, sólo nos queda añadir el tomate frito. En casa hace tiempo que usamos un tomate frito casero ecológico que está buenísimo, se nota mucho en el sabor que no tiene nada que ver con otras marcas. Yo os recomiendo que si tenéis ocasión de comprarlo, lo probéis.
Y ya está, sólo queda emplatar como más os guste y añadir un toque de orégano.
¡A disfrutar!
¿Qué os ha parecido? Espero que os animéis a hacerlo y me contéis qué tal os ha salido.
Si eres de otra región donde se haga diferente y tenga otro nombre, o simplemente tienes una forma única de prepararlo, estaré encantada que lo compartas con todos, así que anímate y deja un comentario contándonos tu receta!
Nada más por hoy! Os dejo y pasad buena tarde.
Un besazo enorme.