Lleva una semana lloviendo en ésta tierra poco acostumbrada a los días grises y húmedos, a la falta del astro rey y al calor; está siendo un mes de Mayo atípico en un lugar llamado Costa del Sol, últimamente desaparecido tras negros y espesos nubarrones.
Me toca pasear bajo la lluvia, unas veces con la dulce música de unas finas gotas tintineando al chocar contra la tela de mi paraguas, otras como si hubiesen abierto un grifo y es que ante nuestra sorpresa, ésta primavera llueve a cántaros, como diríamos los malagueños a mala condición, con fuerza, con ganas, de tal manera que las calles parecen riachuelos por los que hay que casi caminar echando de menos las viejas botas negras de plástico.
Bajo el abrigo de ése paraguas lleno de estrellas, camino despacio, desafiando la lluvia y los salpicones de los ladrillos que se mueven con mi pisar, parezco nostálgica caminando en las solitarias calles, pero no es así……voy feliz respirando el limpio aire y aspirando los aromas a tierra mojada, a hierba fresca y a flores.
La primavera ha hecho brotar las jacarandas de mi barrio dejando alfombradas las calles de color morado, los flamboyanos inundan el paisaje de un naranja intenso que contrastan con el blanco de otros árboles ornamentales de las veredas y el amarillo reluciente de las preciosas mimosas.
Con la caricia del agua de la lluvia a mi alrededor, sigo mi camino, no tengo prisa, me gusta ver las delgadas líneas que la lluvia dibuja en el aire al caer, las ondas que forman en los charcos y en el alcorque de los árboles; ésas gotas de agua que han perlado graciosamente los pétalos de las margaritas que crecen por doquier.
De vez en cuando sale entre las espesas nubes un rayo de Sol iluminando la verde hierba, más limpia, más jugosa….y sigo mi camino sin cruzarme con nadie, escuchando el trinar de los pájaros, gorriones, jilgueros, chamarices, acompasados por canto aflautado, suave y melodioso de los mirlos.
Y en mi caminar, casi sin darme cuenta, noto que casi ya no llueve, paro, cierro el paraguas y me doy cuenta que casi le piso ¿Chiquillo a donde vas cruzando la acera?....Me agacho y suavemente le cojo con los dedos, asustado se encierra en su caparazón, había salido a pasear buscando el frescor de las plantas….y le coloco nuevamente fuera de la calzada, sobre las mullidas hierbas que nos regala la naturaleza.
Miro al horizonte, veo la mar y suspiro, aún caen gotas de agua de las hojas de los árboles, levanto mi cara y miro al cielo mientras las gotas me salpican el rostro y pienso que la lluvia, ésta lluvia de primavera nos llena de esperanza y de vida.
Sigo disfrutando de la lluvia, ésa lluvia que suena a música, que golpea mi ventana y alegra mis geranios, los miro de vez en cuando y me inspiran en la cocina...
Y en días lluviosos o soleados, una ensalada templada…..llena de color y sabor, una receta malagueña que con total seguridad no les dejará indiferente.
¿Cómo la hice?
Ingredientes para dos personas:
Un pimiento rojo grande (de los de asar), dos patatas medianas, una cebolleta pequeña (cebolla blanca dulce), sal al gusto, dos latas de atún en conserva, seis cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño), dos cucharadas soperas de vinagre de vino.
Los pasos a seguir:
Lavar el pimiento y envolverlo en papel de aluminio con una cucharada de aceite y un poco de sal) y meterlo en el horno, asándolo durante una media hora a 200º C.
Sacar del horno y dejarlo enfriar.
Mientras pelar las patatas, cortarlas en dados y cocerlas en agua con sal hasta que estén blandas (pincharlas con un tenedor).
Una vez frio el pimiento pelarlo con cuidado y cortarlo en tiras (reservar el caldo resultante en el papel de aluminio).
Picar la cebolla en trozos pequeñitos.
Cuando ya estén cocidas las patatas, escurrirlas con un colador y colocarlas en un plato.
Añadir la cebolla, los pimientos cortados en tiras y el atún, salar al gusto, añadir el vinagre, el aceite y el caldito que soltó el pimiento, remover bien todo el conjunto y servir.
Disfruten del fin de semana, con lluvia o con Sol y en cuanto puedan visiten Málaga. Les cautivará.