Para la langosta:
1 langosta de un kilo, por cada dos comensales, o una de ración, para cada uno.
Agua marina suficiente para cubrir, o agua corriente
50 g de sal marina, por cada litro a utilizar
Para la salsa mahonesa:
1 huevo muy fresco
150/200 ml de aceite (oliva suave o mejor girasol)
El zumo exprimido de ½ o un limón, al gusto de acidez
1 cucharadita de sal marina
1 cucharada de vinagre de vino blanco
Una pizca de colorante alimentario, o sustitutivo del azafrán
ELABORACIÓN DE LANGOSTA A LA BELLAVISTA
Para la langosta:
Procuraremos que la langosta, o langostas que se vayan a preparar sean lo más frescas posible, y vivas.
En el caso de ser congeladas, antes de proceder a hervirlas, las dejaremos descongelar completamente, colocándolas, con las patas, hacia arriba, y sobre recipiente de rejilla, o colador, dispuesto de tal forma que se pueda recoger el agua de descongelación, para añadirla a la de cocción posterior.
De cualquiera de las dos maneras, las coceremos durante 14 minutos (siendo 14 minutos por kilo de pieza, variando un minuto por cada 100 g de más o menos de la pieza).
Una vez cocidas, convenientemente enfriadas, y escurridas, pero todavía tibias, practicaremos un corte longitudinal, por la parte ventral, y les retiramos el caparazón, dejándolas de esta manera con toda su carne, expuesta.
Con la cabeza, o cefalotórax, haremos lo siguiente: Si la langosta es de ración, es decir, para un solo comensal, con ayuda de un martillo o maza de cocina, procederemos a darle golpecitos, para que se pueda separar, fácilmente el caparazón de todos los jugos internos y se puedan recoger e ingerir con ayuda de una cucharilla, al uso y efecto. O también, al igual que con el abdomen, podemos asestarle un tajo central, y dejarla dividida en dos.
Si la langosta es grande, para compartir, procederemos de igual forma con el cuerpo, pero la cabeza, la dividiremos directamente en dos partes exactamente iguales.
En ambos casos, con ayuda de la maza, “cascaremos” ligeramente las pinzas y las patas, para que los comensales, con ayuda de utensilios adecuados, puedan extraer la carne interna de estas.
Para la mahonesa:
En primer lugar, lavamos bien el huevo y lo secamos con papel de cocina con el fin de eliminarle la suciedad y posibles bacterias y restos de heces que puedan estar adheridos a la cáscara y de evitar un posible contagio de salmonella pues es en la cáscara del huevo dónde suele alojarse esta bacteria.
Ponemos en el vaso de la batidora y por este orden: el aceite, el zumo de limón o cítrico que se desee y la cantidad también elegida o al gusto de cada uno, la sal, el vinagre, y el colorante, si así gusta.
Introducimos la batidora y damos un par de golpes de batido, a fin de que todos los ingredientes descritos se mezclen bien.
Una vez bien mezclados todos los ingredientes en el vaso de la batidora, agregamos el huevo entero (clara y yema).
Introducimos el brazo de la batidora y la mantenemos quieta, apoyada en el fondo. Si la batidora dispone de potenciómetro, es mejor empezar a media potencia, e ir subiéndola gradualmente, hasta el máximo.
Una vez introducida la varilla de la batidora, hasta el fondo, y sin moverla en absoluto, con cuidado y delicadeza, apretamos el botón y dejamos que empiece a emulsionar.
Mantendremos la batidora, en el fondo, sin moverla, medio minuto, o hasta que sintamos que el sonido del motor, cambia de tono, se hace más sordo, y el aceite va desapareciendo, dejando aflorar la salsa mahonesa que se está empezando a formar.
A partir de ahí, muy despacio, y de forma envolvente, iremos haciendo subir y bajar suavemente la batidora, hasta que la mezcla esté completamente emulsionada y ligada.
Debemos de conseguir una textura final muy suave y cremosa.
Si la queremos un poco más espesa, sin parar de batir, podemos añadir un poco más de aceite, en fino hilo, para que no se corte la salsa ya formada, y darle otros cuantos toques o golpes de batidora, para que se integre bien en ella.
Si por casualidad y algún motivo no previsto, se nos cortara, pasamos el resultado a otro recipiente de mayor tamaño, y le añadimos otro huevo más. Dejamos que llegue hasta el fondo, introducimos de nuevo la varilla o brazo de la batidora y se bate de nuevo, exactamente igual que antes.
Lo ideal sería elaborar la cantidad necesaria cada vez y consumirla enseguida, pero si nos sobra una poca, resiste perfectamente en tarro o frasco de cristal, bien cerrado y hermético, hasta cuatro o cinco días en frigorífico convencional, situándola en una zona donde la temperatura de conservación se halle entre los cuatro y los seis grados centígrados.
En una fuente, o plato de servicio, adecuados, dispondremos un bello lecho verde, a base de lechuga, escarola, etcétera, y de la forma más decorativa y estética que se pueda, o que la imaginación y el buen gusto de cada uno tenga, dispondremos, ordenadamente la langosta, y cubriremos, muy ligeramente, con un poco de salsa mahonesa.
El resto de la salsa, la serviremos dispuesta en salsera aparte, para que cada comensal, se la pueda servir a discreción.
Combina con blancos secos, servidos entre 10 y 12ºC, agujas y espumosos, blancos y rosados, entre 9 y 10ºC, y cavas o champañas secos, semi secos o de tipo brut nature, entre 7 y 8ºC.
Receta enviada por seguidores / amigos de la web elbullirdeagus.com y el grupo de cocina de Facebook elbullirdeagus.com
Mejor receta del día 2 – 10 – 15 del concurso del grupo de cocina de Facebook elbullirdeagus.com
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