Recetas como esta son las que me hacen creer, cada vez más, en la magia que se esconde en una cocina. ¿O me vas a decir que no es mágico que con poco más de 3 ó 4 ingredientes podamos elaborar algo tan delicioso como esto?
Y además, es tan, tan pero tan fácil de hacer que es irresistible.
Estos son los ingredientes que necesitamos:
500 ml. de nata (crema de leche) para montar
250 ml. de leche (yo uso semidesnatada)
40 grs. de azúcar
10 grs. de azúcar avainillada
4 hojas de gelatina
2 cucharaditas de fresa en pasta (yo uso de Home Chef)
Sirope de fresa (opcional)
Ponemos en remojo las hojas de gelatina en agua (mejor fría) para que se rehidraten.
En un cazo ponemos al fuego la nata (crema de leche) con la leche y el azúcar y dejamos que caliente, removiendo de vez en cuando pero sin que llegue a hervir.
Retiramos del calor, escurrimos la gelatina y la mezclamos hasta que se haya disuelto completamente en la mezcla.
Por último añadimos la pasta de fresa y revolvemos. Si te gusta con más sabor puedes ponerle un poco más.
Cubrimos el fondo del molde que vayamos a utilizar con un poco de sirope de fresa y, con ayuda de una cuchara repartimos la mezcla.
Dejamos enfriar y llevamos a la nevera unas tres o cuatro horas, hasta que cuaje completamente.
Desmoldamos en el momento de servir y ¡a disfrutarla!
Si es que está bueníiiiiiiiisima.
¿Se nota que es uno de mis postres favoritos?