Total, que cuando Antonio volvió a casa, traía una caja enorme llena de productos de huerta y un montón de fruta ecológica: Manzanas rojas y reineta, fresones (¡en octubre!), tomates "Cojón de fraile", pimientos, una cebolla que pesaba más de un kilo (¡prometido!, que la pesé: 1.099 g... ¡yo no sabía que las cebollas podían ser tan grandes!), miel de árbol bien oscura, huevos (de los que te salen las tortillas amarillo fosforito de lo bien que han comido las gallinas)... Vamos, que desde entonces estoy comiendo a cuerpo de rey. ¡Qué rico todo!. ¡Gracias Tachi!.
Así que, en honor a este super regalo, esta semana he decidido dedicarle la entrada y preparar una receta sencilla, natural y de estilo rústico, como las tartas que preparaban nuestras abuelas. Un riquísimo "Pastel de manzana y miel".
Para elaborarlo, vamos a comenzar preparando una masa quebrada sin huevo. Para ello utilizaremos el método del sableado, que ya estuvimos trabajando para elaborar masas secas. Desmenuzaremos la mantequilla muy fría dentro de la harina y después iremos incorporando cucharaditas de agua, también muy fría, hasta que se ligue la masa.
Mientras que la quebrada reposa en el frigorífico, pelaremos las manzanas y las cortaremos en rodajas no muy gordas, pasándolas a un bol donde las rebozaremos en azúcar moreno. El azúcar servirá como antioxidante para que los gajos de manzana no se pongan marrones, además de aportar dulzor al interior de la tarta.
Forraremos un molde con parte de la masa, volcaremos el relleno, añadiremos un poco de mantequilla y unas buenas cucharadas de miel, sellaremos con el resto de la masa y meteremos al horno.
Yo he utilizado un molde desmontable sobre una bandeja de horno, porque quería asegurarme de que el pastel quedase bonito para las fotos. No ha sido muy buena idea... Si podéis, mejor usar un molde cerrado, porque la tarta pierde mucho líquido. Después del estropicio :( , una vez horneada, la dejamos templar y la servimos aún calentita.... Mmmmmm, ¡os va a encantar!.
Pastel de manzana y miel
Ingredientes
- Para la masa quebrada
Harina - 450 g
Sal - 1/2 cucharadita colmada
Mantequilla - 200 g
Agua - 16 cucharaditas- Para el relleno
Manzanas reineta - 8 uds
Azúcar moreno - 100 g
Mantequilla - 40 g
Miel - 6 cucharadasElaboración
Preparamos todos los ingredientes para que se atemperen a la temperatura ambiente. La mantequilla para la masa quebrada tiene que estar muy fría, así que, después de pesarla, es mejor mantenerla en la nevera hasta que vayamos a usarla. Así mismo, el agua para la masa también tiene que estar muy fría, por lo que es buena idea preparar un vaso de agua con hielo del que ir cogiendo las cucharaditas necesarias.
Comenzamos preparando la masa quebrada. Colocamos la harina y la sal en un bol y las mezclamos bien. Añadimos la mantequilla fría cortada en daditos y la frotamos con la harina, utilizando sólo la punta de los dedos para no calentar la masa. Cuando hayan desaparecido todos los cubos de mantequilla y la harina tenga aspecto arenoso, comenzamos a añadir cucharaditas de agua muy fría de 2 en 2. Después de cada adición, removemos bien la mezcla con una cuchara, para no calentarla con las manos. Al ir añadiendo agua, la masa se irá volviendo más compacta. Después de incorporar las 16 cucharaditas, apelmazamos la masa con la mano, la amasamos ligeramente sobre la mesa, la envolvemos en film y la dejamos refrigerar en la nevera al menos 30 minutos.
Mientras reposa la quebrada, pelamos las manzanas, las cortamos en gajos y los rebozamos en el azúcar moreno. El azúcar impide que las manzanas se oxiden, así que no hace falta echar limón. Si quieres que la manzana quede muy tierna después de hornearla, haz gajos finitos. Si prefieres que quede un poco más entera, corta las rodajas más gorditas.
Calentamos el horno a 220 ºC, con el calor arriba y abajo. Si usamos un molde cerrado, colocaremos la rejilla un poquito más abajo de la mitad del horno. Si usamos un molde desmontable, haremos lo mismo con una bandeja de horno, para recoger los jugos.
Cuando la masa esté firme, separamos 2/3 de la misma y los estiramos para forrar un molde de unos 24 cm de lado. Incorporamos las rodajas de manzana rebozadas en azúcar. Si ha soltado líquido, evitad echarlo. Repartimos la mantequilla derretida sobre las manzanas y 3 buenas cucharadas de miel. Estiramos el resto de la masa, cubrimos y cerramos bien los bordes (puedes ayudarte pintándolos con agua fría). Hacemos unas incisiones para que salga el vapor y si nos sobra masa podemos hacer algún detallito decorativo.
Horneamos 15 minutos. Al cabo de este tiempo, vertemos las otras 3 cucharadas de miel por encima del pastel y lo cubrimos con papel de aluminio. Lo devolvemos al horno y horneamos otros 25 minutos.
La mejor manera de comer este pastel es calentito. Acompañado de una jarrita de miel templada, por si alguien quiere bañar la tarta un poco más. ¡Espero que os guste!. Si tenéis alguna duda podéis transmitírmela a través de los comentarios o del formulario de contacto. Besotes a todos y ... ¡Feliz semana!.