Las proyectamos en nuestras mentes. Imaginamos cómo sería verlas hechas realidad
Les damos cuerpo, forma. No escatimamos en detalles. Imaginamos escenarios, conversaciones, personas. Todo lo necesario para que sean perfectas
Desde que gané mi primer sueldo la mía, mi ilusión, era llevar a mis padres a un fabuloso viaje a Roma
Mis padres siempre hablaban de esa ciudad. Sin haber estado allí, la conocían mejor que nadie. Sus calles, sus fuentes, sus mejores heladerías, los mejores restaurantes
Su viaje de novios se había frustrado por falta de recursos. Desde entonces, se habían prometido ir a Roma muchas veces
Cuando los niños fuésemos mayores, cuando se jubilaran...
Un año tras otro, habían visto su sueño arrinconado, su mayor ilusión
Me contagiaron sus ansias por conocer Roma desde bien pequeña, sin querer
Para mi se convirtió en una promesa no verbalizada
Con mi primer sueldo, me dije a mi misma que solo era cuestión de ahorrar
Convertiría su sueño, su ilusión, en la mía
Me imaginé aquel viaje con mis padres tantísimas veces
La sonrisa de mi madre, mi padre refunfuñando por la cantidad de turistas que lo invaden todo, por los precios de un simple café. Mi madre maravillada por la habitación en la que dormirían, mi padre apabullado por la opulencia del hotel
Cada detalle de aquel viaje con ellos, lo tenía en mi cabeza
A mi también la vida se me complicó
Mi trabajo estaba bien remunerado pero excesivamente absorbente. Tenía que mantener el nivel de competencia con mis compañeros hombres. Debía ser la mejor en todo, incluso en lo que no me pertocaba
Luego llegó mi matrimonio y los hijos
Ganábamos bien, pero que yo me marchara con mis padres a Roma, no entraba en los planes de nadie. El mundo se hubiera hundido bajo nuestros pies si yo me hubiera tomado unos días libres. Hasta yo lo creía
Ellos seguían hablando de la ciudad eterna como si la hubieran visitado decenas de veces
Mañana cojo un vuelo a Roma
Mis padres me acompañan. Están en mi corazón, en mi cabeza
No necesitaré ninguna guía, ningún mapa, para perderme por sus calles
Recorreré durante días todas sus calles, haré cientos de fotos
Ellos estarán conmigo y me los imaginaré tirando una moneda en la Fontana di Trevi
Me imagino a mi madre con una sonrisa emocionada y a mi padre también, aunque no lo hubiera reconocido jamás
Ahora sé que ninguna ilusión, ningún sueño, debe dejarse para más tarde
Más tarde puede ser nunca
INGREDIENTES
2 pimientos verdes para asar
100 g de queso gruyere
100 g de queso crema tipo Philadelphia
200 ml de leche
100 g de pan rallado
100 g de nueces
Sal
Pimienta
ELABORACIÓN
Lavar los pimientos, cortarlos longitudinalmente y quitar las pepitas
Romper las nueces en trozos más pequeños
Cortar el gruyere en cubos pequeños
En un bol mezclar la leche y el pan rallado
Añadir las nueces
Añadir el gruyere
Añadir el queso crema
Salpimentar
Mezclar bien
Rellenar los pimientos
Colocar los pimientos en la cubeta
Menú Horno 40-50
En los últimos 10 del Menú Horno poner la Tapa Horno hasta que el queso se funda y se dore
Receta adaptada de las fichas coleccionables La Cocina de mi abuela de Planeta de Agostini