Él ayudaba en casa. Los animales, la huerta, los desperfectos de la casa familiar
Sabía de todo pero no tenía un oficio. Estudió hasta la edad reglamentaria y poco más
Cuando sus hermanos se marcharon del pueblo se dio por hecho que él no marcharía a ningún sitio
Ni siquiera se planteó
Cuando los hermanos y sobrinos volvían los meses de verano, sabían que estaría allí
El pueblo fue perdiendo habitantes. El trabajo estaba a muchos kilómetros de allí
Sus padres ya no podían ayudarlo en nada y con casi cincuenta años se veía reflexionando por primera vez sobre su vida
La primera idea se la dio su sobrino de apenas seis años:"Los papás de mis amigos pagan por ir de vacaciones a casas como esta"
Pasaron las semanas, todos fueron volviendo a sus respectivas vidas y ciudades, el verano pasó y el seguía con la frase del pequeñín de la familia dando vueltas en sus cabeza
Y tomó una decisión
De un día para otro, su día a día se convirtió en un no parar
Nadie que lo conociera lo había visto con tanta energía en su vida
Empezó reformando la casona familiar con sus propias manos: tejado, habitaciones, pintar, encalar, suelos...todo de arriba abajo
En unos meses, la casa pasó a ser otra, a tener el esplendor de sus días de infancia
Acotó la huerta y la amplió. Pasó de un huerto mal cuidado a proveer a los pocos vecinos del pueblo y a pueblos colindantes. Ancianos en su mayoría que necesitaban que les llevaran las verduras a la puerta de sus casas. Verduras, huevos, leche, licor. Todo hecho con sus manos y la casa
Con lo que ganaba con la venda de sus productos consiguió decorar poco a poco la casa
Sus padres nunca le preguntaron lo que estaba haciendo ni él le dio explicaciones
Su familia no funcionaba con palabras
Tampoco creyeron que debían saber nada más. Él se había quedado, les cuidaba
Era el que se había sacrificado, quedándose
En un año, era tal el cambio, que nadie hubiera reconocido aquel lugar
Si ya antes, era un lugar perfecto, un remanso de paz para cualquiera que lo viera desde fuera, ahora parecía una postal sin el mínimo defecto
La sorpresa se la llevaron sus hermanos
Empezaron las primeras llamadas para informar de su llegada: los niños ya no tenían clase, cada uno pasaría unos días en la casa familiar antes de irse a disfrutar del Caribe unos, de Nueva York otros, de una semana por el Sur de España el hermano pequeño y así hasta un total de seis llamadas, seis hermanos
La respuesta, esta vez, fue diferente. "Este año no podrá ser. Ya lo tenemos todo alquilado. Veo que padres no os han explicado nada. Los niños pueden venir. Les he preparado el pajar para ellos, cada uno tiene su cama. Y un lavabo. Es una sorpresa para ellos, les gustará mucho"
Aquel mismo fin de semana se presentaron todos sus hermanos, sin niños, con sus respectivas parejas
No podían creer lo que veían
Era la misma casa, el mismo entorno, pero no, no era lo mismo
No podían creer que aquello lo hubiera hecho él solo, sin ayuda de nadie
Nadie hablaba. Nadie decía lo que sentía y pensaba
"Mi vida está aquí. No me marché en su momento y no quiero hacerlo ahora. Vosotros tenéis vuestras vidas lejos de aquí. aparecéis una vez al año, durante una semana. Llamáis tres veces al año con prisas por colgar. No os interesa nada de lo que hay aquí. Y aquí está mi vida entera. Llevo un año, llevando a cabo esta idea y he conocido a más personas en dos meses que en el resto de mi vida. Vienen, son felices, pagan y se marchan. Y yo sigo aquí, eso es lo quiero"
Y dicen, los que lo escucharon hablar, que ese fue el día en que pronunció más palabras seguidas de una sola vez
Ahora le ayuda una mujer que se encarga de la cocina
Madre le ha dicho a padre que esa mujer anda cada vez más por casa
"Mujer, no le has visto la sonrisa a tu hijo"
INGREDIENTES
1 calabacín
Aceite
Pimienta
Sal
Para el relleno
200 g de carne picada mixta
1 huevo
1 chalota
Tomillo
Romero
Un chorro de vino manzanilla
1 diente de ajo
Pimienta
Queso manchego semi curado rallado
ELABORACIÓN
Preparar el relleno
En un bol, mezclar la carne, el vino, las hierbas y las especies
Añadir la chalota y el ajo muy picados
Añadir el huevo
Amasar y mezclar
Dejar reposar 10 minutos
Cortar el calabacín a lo largo en lonchas finas, mejor con una mandolina
En una sartén poner unas gotas de aceite y marcar el calabacín, vuelta y vuelta
Extender las lonchas de 2 en 2, en forma de cruz
Salpimentar el centro
Colocar en el centro una bola del relleno, formada con las manos
Cerrar el calabacín sobre si mismo, llevando las puntas hacia el lado contrario y formando un paquetito
Pincelar con aceite todos los calabacines
Colocar los paquetes en un molde de aluminio. En mi caso uno de aluminio y otro de cerámica
Cubrir con queso rallado
Menú Horno 15 minutos o hasta que estén dorados y crujientes
En los últimos minutos, poner Tapa Horno para acabar de gratinar
Receta adaptada de la revista Love Cocina nº 43 pág.76