Me encantan las tartas de queso. Adoro lo versátiles que son, la de posibilidades que admiten, la cantidad de ingredientes con los que combinan siempre a la perfección. Chocolate, dulce de leche, frutas de temporada, cremas varias, frutos secos... Y dejo aquí de enumerar los mil y un ingredientes que podríamos añadir a la masa antes de aburriros con un kilométrico post (que dicen por ahí que en internet hay que escribir ligero y poco denso).
Pues bien. Volviendo a mi gusto por las cheesecakes, me parecen uno de los mejores postres. No resultan pesadas, no empalagan, son cremosas y muy fáciles de hacer. Pero, precisamente, por ser tan sencillas, es muy fácil encontrarlas en cualquier establecimiento. Y, creedme, modestia aparte, que mejores que las que yo hago en casa, ninguna. Me he encontrado con tartas de queso secas y de escaso sabor a queso presentadas sin ningún tipo de esmero en el plato. Por no hablar de las que más miedo me dan, las no horneadas, las cuajadas en frío con gelatina o qué sé yo. No puedo con ellas, entre su nulo sabor a queso (habría que ver si lleva algo de este ingrediente o son misteriosos polvos mágicos) y esa base de galletas humedecida por una sospechosa agüilla que emana de la crema de ¿queso? o de la base o de no sé dónde... procuro no pedirlas, prefiero antes un triste y soso té. Pero mi madre siempre acaba cayendo y concluyendo la ingesta con un: "están más ricas las tuyas". A lo que le sigue un "te lo dije, mami", por mi parte.
Pues bien, todo este desvarío para deciros que hoy comparto con vosotros la mejor tarta de queso que he horneado hasta la fecha. O una de las mejores, que ya una, después de cuatro años en el mundo blogger, va perdiendo la cuenta de las recetas que prepara. Una cheesecake con la que no correréis el riesgo de que quede seca o sin sabor a queso. Y que es mega fácil de hacer (como todas). Después de probarla, pocas (o ninguna) os parecerán mejores.
Tarta de queso con vainilla y chocolate:
INGREDIENTES
- Para la crema de queso:
750g de queso cremoso para untar
125g de azúcar glas
50g de maicena
3 huevos
200mL de nata (crema de leche) líquida para montar (mín. 35% m.g.)
1 cucharadita de extracto de vainilla
200g de chocolate negro, fundido al baño María
- Para la cobertura:
250g de queso cremoso para untar
190g de azúcar glas fino o icing sugar
chips de chocolate
60g de chocolate negro
5g de mantequilla
PREPARACIÓN
- Para la crema de queso:
Precalentamos el horno a 180ºC.
Agregamos el queso crema a un bol y batimos hasta conseguir una mezcla homogénea. Agregamos el azúcar y la maicena y batimos enérgicamente hasta obtener una mezcla bien cremosa.
Añadimos los huevos, de uno en uno, batiendo bien entre cada incorporación.
Vertemos la nata (crema de leche) y la vainilla y seguimos batiendo la mezcla hasta que todos los ingredientes queden perfectamente incorporados.
Vertemos dos terceras partes de esta crema en un molde de 20cm de diámetro, untado con mantequilla.
Vertemos el chocolate fundido a la preparación de queso restante y, con cuidado, repartimos sobre la capa anterior.
Alisamos la superficie y horneamos 60 minutos a 180ºC. Veinte minutos antes de que termine la cocción, cubrimos la superficie con papel de aluminio. Dejamos enfriar por completo antes de desmoldar.
- Para la cobertura:
Batimos el queso con el icing sugar hasta que no quede ningún grumito y obtengamos una mezcla muy cremosa y fina. La repartimos con una espátula sobre la superficie de la tarta fría. Espolvoreamos una cantidad generosa de chips de chocolate.
A continuación, fundimos al baño María 60g de chocolate con 5g de mantequilla. Removemos de vez en cuando hasta que la preparación esté completamente fundida y uniforme. La repartimos en forma de hilos sobre los chips y esperamos unos minutos hasta que el chocolate se endurezca.
¡¡Un besazo!!