Tengo que reconocer que, al contrario del resto del mundo, yo soy poco fan de la comida italiana. Siempre he intentado evitarla, no sé si sería porque en mi casa siempre se ha cocinado de manera muy limitada (lo siento mamá, lo siento papá, los macarrones con tomate y atún o bonito no son la única receta que tienen en el país de la bota) o porque mi cuerpo no me pedía esa cantidad de trigo para intoxicar mi cuerpo (la pasta buena está hecha de sémola de trigo duro que dicen que no es tan perjudicial como el trigo común pero eso ya lo trataremos en otro post).
El caso es que desde que el costillo entró en mi vida, que es un gran cocinero de comida italiana y la adora, algo he sucumbido y nuestras visitas a distintos italianos fue frecuente durante un tiempo y si prepara un plato de pasta me la como encantada, sobre todo si es con salsa de calabacín y tomate. Pero lo que yo no sabía que me perdía en mi etapa de “a un italiano no por favor”, era el tiramisú. Por cierto que acabo de flipar porque por lo visto no es un postre antiguo, se creó en los años 50´en la región del Veneto y alrededor de los burdeles ya que significa algo tipo “tentempié” por la cantidad de energía que proporcionaba el comerlo. Pues eso, todos a comer mucho tiramisú. El mío como siempre con sus customizaciones. Tenía muchas ganas yo de hacerlo con unas planchas de bizcocho de espelta y panela y la crema con sirope de ágave. Y aquí está para quedarse. Este fin de semana lo hice y tanto mis padres como mis amigos le han dado el aprobado, mi padre hasta con nota, que eso es un síntoma buenísimo, os lo digo….
Ingredientes
Plancha de bizcocho genovés
– 4 huevos
– 120 gr. de panela
– 120 gr. de harina de espelta blanca
– 1 cucharada de vainilla líquida (le puedes poner azúcar avainillado pero yo he preferido cambiarlo)
– 1 pellizco de sal
Crema y resto de ingredientes
– 250 gr. de queso mascarpone
– 3 huevos
– 35 gr. de sirope de ágave
– Café
– Algún licor, si tienes Amaretto mejor
– Trozo de chocolate lo más puro que tengas para cortar en lascas o trozos pequeños
– Cacao puro
Modus operandi
1) Primero hacemos el bizcocho. Ponemos la mariposa en el vaso y los huevos con el azúcar y la vainilla 6 minutos, temperatura 37 velocidad 4. Si no tienes Thermomix puedes montarlo con una batidora a máxima velocidad, tardará un ratillo, la mezcla tiene que triplicar su volumen aproximadamente.
2) Se pone el mismo tiempo y velocidad pero sin temperatura.
3) Se añade la harina y la sal y se mezcla unos segundos velocidad 3. Sin Thermomix hay que añadir la harina con el pellizco de sal y mezclar suavemente.
4) Se quita la mariposa y la mezcla se extienda en una bandeja del horno con papel de hornear, la mezcla da como para casi toda la bandeja. Se hornea durante 10 minutos. Se saca y se deja enfriar.
5) Vamos haciendo la crema. Primero ponemos la mariposa de nuevo con la Thermomix muy limpia y seca para montar las claras de huevo. Son 3 minutos, a 50 grados y V.3,5. Guardamos las claras. Sin Thermomix montar las claras con la batidora. Yo a veces prefiero hacerlo así.
6) Hacemos la mezcla de las yemas, con el marcarpone y el ágave, se mezcla unos segundos a V. 5. Sin Thermomix mezclar a mano en un bol con una espátula.
7) Mezclamos esto con las claras montadas con movimientos envolventes.
8) Quitamos el papel a la plancha de bizcocho y lo cortamos en dos para hacer dos capas. Lo colocamos en una fuente de similares medidas. Queda mejor si la fuente se ajusta bastante para que no se desmorone la mezcla al principio. Ponemos una capa de bizcocho y la mojamos con el café y la mezcla de licor y un poco de ágave. Que quede bien empapado.
9) Añadimos una capa de la mezcla de la crema y extendemos bien, encima ponemos una capa de trozos de chocolate.
10) Ponemos la otra capa de bizcocho y volvemos a empaparlo con el café con el licor y el ágave (si no te gusta muy dulce no le pongas nada).
11) Ponemos lo que queda de crema para hacer otra capa y encima ponemos el cacao puro que lo añadimos a través de un colador para que quede bien. Mantener en el frigo unas horas para que cuaje bien. Si lo haces de un día para otro mucho mejor.
Y como no, la aportación musical de este tiramisú viene de la mano del mismísimo Renato Carosone. Si quieres recuperar la lista de reproducción del blog la encuentras en Spotify y se llama #Comesintrigoybailarás.