El huevo es uno de los ingredientes con mayor presencia en los recetarios de gran número de hogares. Con él se pueden elaborar infinidad de platos, tanto dulces como salados, a los que este ingrediente aporta un importante valor nutricional. En el artículo de hoy, os vamos a hablar de los numerosos usos del huevo en cocina. En Cocina Casera lo hemos empleado en numerosas recetas, como, por ejemplo, en el caso de nuestra tradicional tortilla de patatas. En nuestro recetario podéis encontrar otros muchos ejemplos.Usos culinarios
A continuación pasamos a listar algunos de los principales usos a los que se destina el huevo en cocina:
Gracias a la elasticidad que presentan las proteínas que lo componen, el huevo batido tiene la propiedad de atrapar burbujas de aire, otorgando a las preparaciones una ligereza característica, hecho que se observa especialmente en algunas elaboraciones como es el caso soufflés y bizcochos.
La yema presenta licitina, lo que la convierte en un magnífico emulsionante, ideal para la preparación de diversas salsas entre las que destaca la mayonesa.
Se obtienen magníficos resultados cuando se una para empanar los alimentos antes de freírlos, ya que crea una película protectora que hace que el interior de éstos se mantengan sabrosos.
Gracias a su acción aglutinante, yemas y claras se usan en la elaboración de hamburguesas, albóndigas, croquetas, y otro tipo de elaboraciones en las que necesitamos cohesionar diversos ingredientes.
Es también un magnífico espesante para guisos, salsas, y muchas otras eaboraciones.
En la elaboración de helados ayuda a evitar la formación de cristales de agua, otorgando a la preparación una deliciosa cremosidad.
En panadería y repostería, se suele usar para dar brillo a la superficie de numerosos productos.Algunas formas de cocinar huevos
Fritos. Para ello se pueden introducir en abundante aceite (moderadamente caliente), o hacerlos a la plancha con muy poco aceite. En ambos casos, llevamos cuidado para que las yemas no se rompan, lo que afearía el resultado final.
Pasados por agua. El huevo se cuece en abundante agua durante un tiempo que suele depender de lo que queramos conseguir. Lo normal es que los huevos queden blandos, pero hay personas que prefieren que la clara quede totalmente cocida y la yema blanda. Un tiempo aproximado de 3 minutos suele ser una buena opción.
Escalfados. En este caso también se cuecen en agua pero sin la cáscara. A menudo el huevo se pone dentro de una bolsita improvisada con film de cocina, que se ata para impedir que la clara o la yema se salgan. El tiempo aproximado de cocción es de 3 ó 4 minutos.
Duros. Los huevos se ponen en un cazo y se cubren con agua. Cuando el agua rompa a hervir se cuentan unos 10 minutos, durante los que debemos manteniendo un hervor moderado. Tras la cocción, los huevos pueden ser enfriados en agua para poder disponer de ellos en poco tiempo.
Tortillas. Para hacer una tortilla se baten los huevos en un recipiente con un poco de sal y se cocina la mezcla resultante en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que cuaje por ambos lados. Al huevo batido se le pueden adicionar todo tipo de ingredientes, o, como hacen en algunos países, una vez cuajada la tortilla se le pueden poner por encima.
Revueltos. Su elaboración es parecida a la de la tortilla, con la salvedad de que en este caso los huevos se van removiendo mientras se cocinan a fuego suave. Se obtiene así un revuelto con una textura sumamente esponjosa y cremosa. Los huevos se pueden cocinar solos, o mezclándolos con diversos condimentos. Si, además, incorporamos nata (crema de leche) hacia el final del cocinado, la textura mejora notablemente.
Al plato. Los huevos al plato, o a la flamenca, es una elaboración tradicional de regiones como Andalucía, donde éstos se cocinan en cazuelas de barro en las que también se sirven. En ocasiones, la cocción de los huevos se lleva a cabo en la misma sartén, añadiendo éstos hacia el final de la preparación del plato y manteniendo la sartén al fuego el tiempo preciso para que la clara cuaje.
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