Ingredientes:
1 o 2 dientes de ajo.
1 puerro.
2 berenjenas.
1 rama de apio.
1 tomate.
100 gr. de bechamel.
Sal, pimienta y aceite de oliva.
Aceite de sésamo.
Semillas de sésamo con wasabi
2 patatas medianas.
Empezamos troceando las berenjenas, les ponemos un poco de sal y las dejamos llorar para que suelten su amargor. Unos 20 minutos será suficientes. Las secamos con papel de cocina y las reservamos.
Ponemos a cocer las patatas lavadas pero con piel. Deben cocer a fuego suave para que no se rompan durante el proceso. Cuando al pincharlas con un tenedor veamos que están cocidas, las retiramos del fuego y del agua y esperamos a que templen y puedan manejarse para pelarlas.
Picamos los ajos y los ponemos al fuego en una sartén amplia con 3 cucharadas de aceite de oliva. Cuando empiecen a dorarse añadimos el puerro en rodajitas y el apio cortado en tiras finas. Le damos a todo unas vueltas y agregamos las berenjenas que teníamos reservadas.
Le damos al conjunto unas vueltas durante 5 minutos y añadimos también a la sartén el tomate troceado no demasiado pequeño. Salpimentamos, tapamos y dejamos evolucionar a fuego medio durante 8 o 10 minutos.
Es el momento de añadir la bechamel. Tiene que ser una bechamel bastante densa pues el conjunto debe quedar cremoso pero no líquido. Esperamos a que esté caliente y los ingredientes bien integrados y retiramos del fuego.
Cortamos cada patata en tres o cuatro rodajas gruesas y salpimentamos. Colocamos sobre las patatas el guiso de berenjena y rociamos con unas gotas de aceite de sésamo. Decoramos con una línea de semillas de sésamo con wasabi y llevamos a la mesa antes de que se enfríe.