Estas orejas de carnaval u orellas do Entroido han hecho que me transportara en el tiempo, preparándolas he sentido nostalgia o como dicen los gallegos "morriña"... Hace diecisiete años me instalé a vivir a Foz en la provincia Lugo, llegué allí con dos niños pequeños uno de ellos recién nacido, habían trasladado a mi marido y no tuvimos mas remedio que preparar las maletas y dar un giro rotundo a nuestras vidas. De la noche a la mañana pasé de moverme entre el bullicio y las prisas del centro de Madrid, a pasear por una tranquilo y precioso pueblo donde por aquel entonces y aunque parezca una contradicción sentía una claustrofobia agobiante.
Los días se hacían muy largos y aunque los niños llenaban mi tiempo había momentos que no sabía que hacer, ni qué dirección tomar para encontrar algo que definitivamente me ayudase a adaptarme a esa nueva situación.
Por suerte, esa ayuda me llegó con el comienzo del curso escolar, gracias al cual conocí a las que se convirtieron en mis amigas, no solo me abrieron las puertas de su casa, sino además también las de su alma y con las que aprendí un montón y a las que siempre estaré agradecida.
As orellas do Entroido, son llamadas así por su forma y consisten en una masa frita hecha a base de huevos, leche, manteca, levadura, anís y limón, espolvoreada de azúcar, junto a las filloas son los postres mas extendidos en todos los hogares gallegos por éstas fechas.
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ORELLAS DO ENTROIDO U OREJAS DE CARNAVAL
Ingredientes: (Para unas 50 orejas)
500 g. Harina de trigo
3 Huevos
60 g. Manteca de cerdo derretida
60 ml. Leche
50 ml. Anís
Ralladura de un limón
1 Trozo de piel de limón para aromatizar el aceite de freir
1 Cucharadita de levadura
1 Pizca de sal
Azúcar para espolvorear
Aceite de oliva suave o de girasol
Elaboración:Ponemos en un bol los huevos, la manteca que previamente habremos derretido, la leche templada, el anís,la ralladura de limón, y la pizca de sal y mezclamos con unas varillas hasta obtener una crema homogénea y sin grumos.
Añadimos la levadura a la harina y la vamos añadiendo poco a poco sobre la crema anterior mientras
mezclamos con las manos hasta formar una masa manejable.
Volcamos sobre la mesa y amasamos un poco la masa hasta conseguir una textura completamente lisa, manejable y que no se pegue en las manos. Envolvemos en un film de plástico y guardamos media hora en la nevera.
Pasado este tiempo, cortamos la masa en porciones del tamaño de una nuez y estiramos con rodillo lo mas finas posibles para que queden crujientes y se formen esas burbujas tan particulares.
Ponemos abundante aceite en una sartén y añadimos el trozo de piel de limón para que se aromatice un poco y dejamos freir unos minutos a fuego moderado. Retiramos.
Cuando el aceite comience a humear freímos las orejas de dos en dos, teniendo cuidado de controlar la temperatura y bajando un poco el fuego si hiciese falta, así hasta terminar con la masa. Sacamos sobre papel absorbente y espolvoreamos con azúcar.