Una calabaza dulzona con una buena sobrasada, algo picante, hacen un fantástico equipo.
Se pueden servir como tapa antes de comer, o como un entrante. La mezcla de sabores es sorpresiva y muy interesante.
Haz siempre algunos más de los que calcules pues verás que el éxito es total y vuelan!
Ingredientes:
Champiñones grandes.
Calabaza.
Sobrasada.
Mantequilla.
Sal y pimienta.
Piñones.
Empezamos poniendo a asar en el horno, a 170 º C, las rodajas de calabaza salpimentadas y con una lámina de mantequilla. Tardarán en estar blandas y doradas unos 15 minutos.
Mientras tanto vamos marcando, en una sartén y sin nada de grasa, los champiñones que tendremos limpios y sin pie. Debemos escoger champiñones grandes y frescos. Nosotros calculamos 3 o 4 por persona dependiendo del tamaño que tengan. Perderán algo de volumen e irán soltando humedad. El exceso de agua que se acumule dentro debemos ir retirándolo con un papel de cocina. Cuando los tengamos marcados, los apartamos y los colocamos en un recipiente de cristal o una bandeja que pueda ir al horno. Reservamos.
Cortamos unas rodajas de sobrasada, no demasiado finas, y las reservamos también.
Sobre los champiñones, que ya teníamos en la bandeja, colocamos un trozo de sobrasada del tamaño del hueco del champiñón, esto es para intentar evitar que la grasa de la sobrasada caiga hacia fuera por las paredes de los champiñones, y sobre la sobrasada un buen trozo de calabaza asada. Le ponemos para finalizar algunos piñones crudos o tostados muy ligeramente y los introducimos en el horno precalentado a 180 º C, durante unos 5 minutos o hasta que veamos que empieza a dorarse el conjunto.
Servimos calientes o tibios y adornamos el plato con perejil picado o con unos piñones que habremos tostado en una sartén y sin nada de grasa.