http://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2011/08/08/articulo/1312779600_131277.html
¿Os habíais planteado alguna vez que la comida también pasa de moda? Pues lo hace, y además de una manera muy notable. Os pongo un ejemplo. No sé si recordaréis alguna boda a la que hayáis asistido en los 80-90, yo las recuerdo perfectamente a pesar de ser bastante joven, más que nada porque el menú era standard en todas ellas: entremeses fríos (otro plato super "out"), langostinos con kilos de mayonesa, consomé de gallina al Jerez con su yemita de huevo, merluza a la romana y los típicos filetes en salsa con patatas. ¿Os imagináis yendo hoy día a una boda y comiendo eso? ¿A qué no? Pues es un claro ejemplo de que el paso del tiempo afecta también a la gastronomía y por ello hay que modernizarse. Aunque, como en la moda, y de acuerdo con lo que decía Iturriaga en su artículo, lo muy moderno pasa de moda rápidamente, es efímero. De repente a todo el mundo le encanta pero cae en el olvido tan rápido como se hace famoso. En cambio con los clásicos nunca sucede eso, un clásico siempre es bienvenido, siempre cae bien, siempre queda bien y... en el caso de la comida, siempre gusta. Por eso no me gusta la comida demasiado innovadora y soy una fiel defensora de las recetas tradicionales como la que os traigo hoy, la Pappa al Pomodoro, un clásico de la cocina italiana, más concretamente de la cocina "pobre" toscana que es toda una delicia, y me atrevería a decir que una "delicatessen". Animáos a probarla porque os va a encantar.
PAPPA AL POMODORO
Aunque "Pappa" nos suene a patata, advierto que este plato no la lleva como ingrediente, es una sopa de pan y tomate, así que no os hagáis una idea equivocada.
Ingredientes para 4 personas:
2 dientes de ajo; 1 kg de tomates; 1 cebolla pequeña
300 grs de pan del día anterior (si puede ser tipo Chapata, mejor);
1 litro de caldo de pollo; Sal; Pimienta;
15 hojas de Albahaca fresca;
Aceite de Oliva Virgen
Comenzamos preparando nuestra "mise en place", para ello, pelamos los ajos y los aplastamos con el cuchillo. Pelamos y troceamos la cebolla muy finamente. Pelamos y despepitamos los tomates troceándolos a cuadraditos y cortamos también el pan en cuadraditos.
Una vez que tengamos todo listo (mejor tenerlo en boles o platitos para no manchar y que la cocina no sea un caos), procedemos a realizar nuestro plato.
Ponemos el aceite a calentar en una cacerola amplia poco profunda. Añadimos el ajo y doramos con cuidado de que no se queme. Una vez doradito, añadimos la cebolla y dejamos pochar a fuego medio-suave durante unos 8 minutos, hasta que esté transparente pero que no haya cogido aún ese tono marrón que coge la cebolla pochada. En ese momento añadimos el tomate, salpimentamos, bajamos el fuego y dejamos cocer unos 20 minutos removiendo de vez en cuando.
A los 20 minutos añadimos el pan y removemos durante otro par de minutos. Entonces, comenzaremos a echar caldo poco a poco sin dejar de remover, para que el pan vaya absorbiendo el líquido. Repetiremos la operación hasta agotar el caldo. Cuando se vea que el pan ha absorbido todo el líquido (sin quedar seco, ojo), retiramos del fuego y añadimos la albahaca fresca bien lavada y troceada. Mezclamos y dejamos enfriar para servir a temperatura ambiente.
Es un plato que queda mejor de un día para otro, cuando reposa se aprecian mucho mejor los sabores.
Al llevar pan en húmedo, es mejor que no nos dure en la nevera más de dos días, porque la textura se vuelve más "babosa" y el plato pierde toda su gracia.
No me digáis que para los ingredientes tan básicos que lleva, no tiene una pinta extraordinaria... Está tan rico que hasta Rita Pavone le dedicó una canción, ja, ja...
¡Hasta el próximo post!