También es muy común acompañarlo de alguna salsa de mermelada o chocolate. Existen diferentes tipos de elaboración, algunas con horno y otras sin necesidad de horneado. La versión que traigo hoy es horneada, pero es muy sencilla de hacer y queda muy rica, es un pastel esponjoso mucho más ligero que un pastel convencional.
No te pierdas esta receta... En mi casa ha triunfado y seguro que se convertirá en uno de mis platos estrella para llevar como postre en más de una ocasión.
Ingredientes
4 huevos
90gr. de azúcar
Ralladura de 1 limón
300gr. de mascarpone
1 yogur griego
125ml. de leche
85gr. de harina de repostería
2 cucharaditas de levadura
Separamos las claras de las yemas.
Batimos las yemas junto con el azúcar y ralladura de limón hasta que blanqueen.
Añadimos el queso, el yogur y la leche poco a poco y sin dejar de batir.
Agregamos la harina y la levadura tamizadas y removemos para que no queden grumos.
Montamos las claras con una pizca de sal. Las añadimos a la mezcla anterior con movimientos envolventes para que no se bajen.
En un molde previamente engrasado, vertemos la mezcla y horneamos durante 50-60 minutos a 150ºC. Deberá estar ligeramente dorada. El centro puede que quede un poco más blando, pero no pasa nada. Apagamos el horno y dejamos la tarta dentro hasta que se enfríe.
Si queremos podemos acompañarla con una crema de mascarpone, aunque he de decir que por sí sola está exquisita.
Ingredientes para la crema de mascarpone
Jugo de 1/2 limón
125gr. queso mascarpone (u otro queso de untar)
40gr. azúcar glass
Mezclamos todos los ingredientes con unas barillas eléctricas hasta que esté todo bien integrado. Lo dejamos unas horas en la nevera (mejor de un día para otro) y la podremos servir para acompañar nuestra tarta o bien cubrirla con esta crema.