Hasta hace poco en casa no solíamos comer pizza casera, hasta que un día me dio por probar a hacer una con la Cuisine Companion. Es genial porque tiene un programa específico para masas y después de amasar, lo deja a 30ºC para que fermente y suba la masa. ¡Es una pasada!
No cabe decir que desde que hice mi primera pizza casera, en mi congelador ya no hay pizzas congeladas de las que solíamos comprar, ya que la diferencia es abismal y no es nada complicado. Y por supuesto mi querido Mixto se ha vuelto súper fan de las pizzas caseras, por eso la clasifico en Días amorosos.
INGREDIENTES (para una pizza mediana):
Para días en los que mi Mixto manda.
200 gr. de harina de fuerza.
125 ml. de agua.
1 cucharada de aceite de oliva.
1 sobre de levadura de panadería. (5 gr.)
Una pizca de sal.
1 cebolla.
2 butifarras.
Tomates cherry.
Tomate frito.
Queso rallado.
Orégano.Precalentamos el horno arriba y abajo a 220ºC.
Mezclamos el agua templada con la levadura en el bol de la Cuisine Companion con el accesorio para amasar. Iniciamos el programa Masas P1. Después de 30 segundos, añadimos la harina, una pizca de sal y el aceite de oliva. Cuando el programa acaba de amasar, automáticamente pasa a fermentar durante 40 minutos a 30ºC. Sin Cuisine Companion, mezclamos todos los ingredientes en un bol hasta que la mezcla sea homogénea. Después en la encimera espolvoreada con un poco de harina, amasamos con las manos la masa hasta que quede esponjosa y no se pegue tanto a las manos. Hacemos una bola y metemos en un bol grande. Cubrimos el bol con un trapo de cocina y dejamos 30-40 minutos, hasta que veamos que haya doblado su tamaño.
Mientras la masa sube, picamos la cebolla. En una sartén con un poco de aceite, añadimos la cebolla con una pizca de sal. Vamos removiendo hasta que veamos que está casi lista. Agregamos el tomate frito a nuestro gusto, que será para poner en la base de nuestra pizza. Mezclamos todo bien y dejamos a fuego lento durante 10 minutos, removiendo de vez en cuando.
Cortamos las butifarras en rodajas y partimos por la mitad los tomates cherry.
Cuando la masa esté lista, en una encimera con un poco de harina, la estiramos a nuestro gusto. Yo esta vez la hice finita. Ponemos la masa en nuestro molde o si no, directamente en la bandeja con papel de horno.
Añadimos el tomate que hemos preparado con la cebolla y repartimos bien por toda la superficie de la pizza. Repartimos los trocitos de butifarra y los tomates cherry y cubrimos con el queso rallado. Por último, espolvoreamos con un poco de orégano.
Metemos en el horno durante unos 12 minutos o cuando veamos que está dorada la masa a nuestro gusto.
La pizza está buenísima incluso fría de un día para otro, así que nos la podemos llevar en el táper sin problema.
¡Qué aproveche!
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