En las casas donde las verduras se encuentran en terreno hostil hay que hacer auténticas obras maestras del maquillaje para que un plato de verdura o una crema luzcan de forma apetecible. Pensando en cómo podía “tunear” una crema verde muy verde, se me ocurrió que por qué no añadirle algo que hubiera nadado. El pescado, elaborado con cariño sin frituras ni rebozados, puede ser tan sano como la propia crema… porque de esto no hemos hablado aún, pero añadirle “extras” a las verduras tipo unos trozos de panceta, mayonesa a cucharones, litros de nata (crema de leche) si es una crema, etc. posiblemente conseguirán que a la persona que no le gustan las verduras se las coma a gusto… pero pierde la gracia de estar comiendo algo que no haga explotar las arterias.
Me fui toda contenta, bolsa en mano, a la pescadería a ver qué encontraba para mi crema. Salí de allí bolsa en mano, menos contenta y con bastantes euros menos, y con gambas, sepia y colas de rape.
Como en la mayoría de mis recetas, creo que se pueden cambiar cosas y no va a perder la esencia. Cualquier pescado blanco (menos bacalao salado, por lo que más queráis) creo que iría bien en esta receta. Si en lugar de colas de gamba usáis gambón, langostino o similar, también pienso que no afectará demasiado. Lo que yo no modificaría para nada es la crema en sí porque quedó deliciosa.
Crema de guisantes y espárragos con
Para 2 personas:
500 ml. de caldo de pescado
125 grs. de guisantes
6 espárragos trigueros
1 cdta. de mantequilla
1 cda. de AOVE
1/2 cebolla pequeña
Un trozo de puerro (unos 10 cms.)
4 colas de gamba grandecitas
1/4 de sepia mediana
1 cola de rape pequeña
pimienta negra
Picamos el puerro y la cebolla y los rehogamos a fuego medio con la mantequilla y el aceite. Cuando estén transparentes añadimos los guisantes y los espárragos cortados. Las puntas de los espárragos nos servirán para decorar, así que mejor cortarlas de un tamaño adecuado (entre 5-8 cms.). Lo dejamos a fuego medio unos minutos. Reservamos las puntas de espárrago que usaremos para decorar.
Añadimos el caldo y lo llevamos a ebullición durante unos 15 minutos. Lo trituramos y, si vemos que quedan trozos en lugar de una crema fina, lo hervimos unos minutos más y luego lo volvemos a triturar.
Escaldamos las gambas, las pelamos y nos quedamos con las colas.
En una sartén muy caliente, con un chorrito de aceite, marcamos las colas de gamba, la sepia cortada a tiras finas y la cola de rape cortada en daditos.
Para la presentación dispondremos las gambas, la sepia, el rape y las puntas de espárrago en el centro del plato. Quedará como una delicatessen si llevamos así los platos y servimos la crema muy caliente, alrededor de la guarnición (alrededor, no por encima como una salsurria!!) en la misma mesa.
Acompañamos esta crema con una copita de vino blanco de aguja o un buen cava. Ahora que digo “cava”, se me ocurre que es un buen entrante para una comida de fiesta, por si queréis ir tomando ideas para Navidad