No es como cuando en Julio comienzan a vender los décimos de la Lotería y nos pillan en bañador, chanclas y helado en mano y nos asaltan con el manido slogan ¿Y si cae aquí? ¡pero si lo que está cayendo es un sol de justicia! ¿cómo me voy a acordar de comprar lotería de Navidad si sólo con mencionarla se me atraganta el polvorón (imaginario) en la garganta a los cuarenta en la sombra que vivimos en muchas partes!
Tampoco es como cuando vas a tu supermercado en octubre y ¡zas! ahí están a la entrada los turrones, mazapanes, un cargamento de Ferrero Rocher y tú aún sin haber sacado siquiera una chaqueta fina del armario.
Ahora estamos a 12 días de Nochebuena. Los calendarios de adviento están mediados (en algunas casas igual más, si hay moradores tan impacientes como en la mía) y en las noticias (es que decir telediario igual es algo anticuado) se pone de moda hablar del "gasto medio" de los españolitos de a pie para estas fechas. Hablamos del gasto medio total por hogares, el gasto medio por habitante, el porcentaje que se destina a lotería, a cenas y comidas fuera de casa, a las compras para cenar y comer en familia, al gasto en regalos... y yo los escucho y sin prestar demasiada atención (porque ni tengo mucho tiempo ni en realidad me interesa en demasía) ni echar muchas cuentas sé que alguien se está gastando parte de lo que me correspondería a mí.
Bien es cierto que desde que están las niñas gastamos más. Papá Nöel y los Reyes acaban viniendo en tren de carretera en lugar de en camello para descargar en nuestra casa. Menos mal que el propósito es no llenar la casa de juguetes, pero se nos acaba yendo de las manos.
Pero de ahí a llegar a las cifras que se barajan en las noticias va un trecho. Ni en lotería, ni en cenas fuera de casa, ni en comida, ni en ná de ná. No sé si es porque somos unos antisociales o porque el gasto medio se lo acaban sacando del ala a ver si así se incentiva el consumo al pensar que nuestro vecino gasta más que nosotros (que la envidia sigue siendo el deporte nacional por mucho que haya llovido)
Todos los que cada semana aparecemos por aquí con nuestras recetas sabemos que comer bien no es sinónimo de gastar mucho. Hay ingredientes sencillos y asequibles que bien cocinados visten una mesa de lujo en cualquier momento sin necesidad de haber empeñado un riñón.
Como muestra el postre que os propongo hoy. Todos sabemos lo que es una tarta de la abuela o una tarta de galletas, flan y chocolate. Ha sido la receta estrella en los cumpleaños de muchísimas generaciones que cursaron EGB y todos guardamos un buen recuerdo de ella.
No hay dos tartas iguales, en cada casa había una variante (añadir un chorrito de anís o brandy a la leche, poner un poquito de café...), pero todas en esencia eran iguales.
Yo hoy visto la receta de navidad, le doy un toque de gala ¡y lista para poner un broche de oro a la comida o cena más pintada que tengáis!
Y si encima os digo que es una receta de aprovechamiento ¡no se le puede pedir más! Bueno sí, que sea rápida y fácil de preparar ¡que lo es!
Las galletas que he usado me tienen enamorada. Son una galletas que compramos en LIDL, de su marca Favorina (creo recordar), que suelen tener a la venta todos los años cuando llegan los productos navideños. Desconozco si este año las tienen o no, porque por lo general es mi marido el que llega a hacer la compra ya que trabaja a escasos metros de uno de estos supermercados.
Si os soy sincera no recuerdo cuándo fue la última vez que fui a comprar a un supermercado. De estos menesteres se ocupa mi costillo, lista en mano (y teléfono en la oreja, que siempre hay cosas que no entiende) y yo misma pero desde el ordenador o la app y la recibimos cómodamente en casa (de mi madre porque a las horas del reparto nosotros solemos estar trabajando)
Son unas galletas rectangulares, con impresión navideña por una de las caras y con un delicioso sabor acaramelado y a especias. Son tremendamente adictivas, es abrir el paquete y me las comería todas pero ya sabéis que yo suelo ser comedida en tales menesteres así que les busqué una salida deliciosa (y más calórica aún que la alternativa de comerlas solas, todo sea dicho)
Si no las tenéis (porque ya no las vendan o porque no tengáis un LIDL cerca) podéis sustituirlas por galletas similares (como las Lotus) o por galletas rectangulares de toda la vida. El sabor variará un poco, pero la esencia de la tarta va a ser la misma.
He de confesar que esta tarta la preparé hace muchos meses para dar salida a las tabletas de turrón que aún tenía en el armario. Ya sabéis de mi gusto por las ofertas in extremis de los supermercados para dar salida a los restos navideños y lo mucho que me gusta adoptar tabletas de turrón de Jijona para hacer postres.
Lo malo de este turrón es que no aguanta demasiado bien y empieza a ponerse rancio muy pronto aún estando sin abrir, así que no podemos atesorarlo demasiado, ni siquiera llegar a su fecha de caducidad porque probablemente antes ya empiece a regalarnos cierto tufo a rancio.
Yo he usado queso de untar bajo en calorías, pero creo que con el normal quedaría mejor. Aunque la tarta aguanta perfectamente el desmoldado como veis en las fotos la crema es muy tierna y al mínimo roce pierde la forma. A su favor tiene que si esto pasa con una espátula repasas y vuelve a quedar perfecta.
Si no fuera por las galletas estoy segura de que esto no se podría desmoldar. Es la maldición de los sobres de preparado de flan que me persigue, de la que ya os hablé en esta otra receta de tarta de queso y galletas Oreo y que no voy a repetir porque no merece la pena. Seguiré probando suerte, un día me quedará tal y como yo quiero.
Cuando por fin la tuve desmoldada el resultado me gustó tanto que supe que tenía que ser una receta navideña y ahí me tenéis sacando la caja de los adornos de navidad con un calorazo del quince. Menos mal que aquello quedó entre Elena y yo, y a ella le pilló durmiendo (no podía ser de otro modo para hacer las fotos). Creo que si mi marido me ve se plantea seriamente mi locura.
No es una receta que entre especialmente por los ojos, pero os aseguro que está tan buena que nadie va a echar de menos sofisticación ni filigranas en el postre. Que a veces vemos postres con una presentación espectacular pero cuando llega el momento de comerlos ni sabes cómo meterles la cuchara ni al final te gustan tanto como te pareció a primera vista.
Espero que os sirva la idea. Si no para un postre estas navidades pues como aprovechamiento de las tabletas de turrón que puedan quedar en casa cuando terminen las fiestas (o las que encontréis solitas y abandonadas en el supermercado en enero, que dan tanta penita)
De lo que estoy segura es de que si la probáis no os váis a arrepentir. Mientras os cuento la receta, que no tiene misterio alguno, comparto un buen trozo con vosotros ¿quién quiere el primero?
Ingredientes:
* Una tableta de turrón de Jijona (el mío de 250 gramos)
* 100 ml de leche
* 600 gramos de queso de untar light
* Dos sobres de preparado para flan (para 500 ml de leche cada uno)
* Un chorro generoso de caramelo líquido
* Leche para mojar las galletas
* Galletas rectangulares
* Cacao en polvo
Elaboración:
1. Ponemos la tableta de turrón en el vaso de la Monsieur Cuisine Plus y la picamos a golpes de turbo hasta que esté hecho una pasta.
2. Ponemos la pala mezcladora (mariposa) y añadimos la leche, el queso, el caramelo líquido y el queso crema y programamos 15 minutos, 95 grados, velocidad 3.
3. Mientras trabaja el robot pincelamos un molde rectangular con aceite de oliva o de girasol y lo forramos con film transparente. Es importante el paso del aceite porque si no nos costará más el desmoldado a pesar del film.
4. Una vez tengamos la crema lista esperamos a que se temple (unos 5 minutos o así) y vertemos en la base del molde, lo justo para que quede cubierto.
5. Vamos mojando las galletas en leche por ambas caras. Yo suelo ponerlas en el plato, cuento hasta tres y les doy la vuelta. Vuelvo a contar hasta tres y las saco. Así quedan húmedas y no se deshacen. Colocamos una capa de galletas sobre la crema de la base. Vertemos otra capa de crema y cubrimos de nuevo con galletas. Así hasta que se termine la crema. La última capa debe ser de galletas, que nos hará de base al desmoldar.
6. Tapamos con film transparente y llevamos al frigorífico. Lo ideal es de un día para otro, o al menos dejar reposar toda la noche.
7. Cuando vayamos a servir sacamos, sacamos del molde con cuidado con ayuda del film transparente, volcamos sobre la fuente en la que vamos a presentar, retiramos por completo el film y espolvoreamos con cacao en polvo
Elaboración tradicional:
Si no disponéis de un robot de cocina también podéis hacer esta tarta a mano.
1. Picamos el turrón en la picadora o a mano con un cuchillo.
2. Lo añadimos a una olla con el queso crema y el azúcar, mezclamos bien y ponemos al fuego. Removiendo de vez en cuando.
3. En la leche desleímos el contenido de los dos sobres y cuando el contenido de la cazuela esté a punto de romper a hervir lo añadimos con el caramelo líquido. Removemos bien y mantenemos al fuego hasta que la mezcla rompa a hervir. Apartamos, dejamos templar unos minutos y continuamos desde el punto cinco de la elaboración con Monsieur Cuisine Plus
Como veis la elaboración no tiene misterio alguno. Si disponéis de un robot de cocina ni os enteráis de la preparación de la crema y si no lo tenéis hacerlo en una cazuela es cuestión de pocos minutos ¡no hay excusa para no ponerse a ello!
Lo que sobre directo al frigorífico bien tapado. Si podéis colocarlo en un táper muchísimo mejor. Ya os digo yo que sobrará poco porque es una tarta tremendamente cremosa y nada empalagosa que invita siempre a tomar una cucharadita más.
Como es una de mis recetas de aprovechamiento va directamente al reto 1+/-100, desperdicio cero de mi amiga Marisa que últimamente no estoy aportando tantas ideas como venía haciendo en los últimos meses.
Esta semana estamos escribiendo la carta a los Reyes Magos de Lara. Es la primera carta y es para el colegio, donde recibirán la visita de sus Majestades el día 19 que es el último de clase hasta que pase la navidad. Si la niña recibiera regalos en función de la cantidad de purpurina que está poniendo en la carta os aseguro que los Reyes llegaban a mi casa en tren de carretera (uno para cada rey, por supuesto) en lugar de en camello.
Creo que el tema brilli brilli se nos ha ido de las manos.
Además está preguntando cuándo vamos a poner el árbol en casa. Y me da mucha pereza. Porque el puente lo hemos pasado recogiendo aceituna, así que imposible sacar la decoración de navidad, y mientras no llueva los próximos fines de semana nuestra parada en el campo no nos la quita nadie (las niñas evidentemente no, ellas se quedan con mi madre)
Por otro lado me da pena, porque Lara tiene mucha ilusión, así que si alguna noche se duermen pronto intentaré montar el árbol yo sola y que se lleven una sorpresa por la mañana. A lo que no estoy dispuesta es a enredar todos en las luces que al final me toca a mí desenredarlas.
Y creo que no hay más novedades así que me despido de vosotros hasta la próxima semana y espero que seáis muy felices.
Manos a la masa y ¡bon appétit!