Durante las horas de faena, el tiempo se suspendía en aquellas casas
Las mujeres, las madres, los hijos, seguían haciendo su vida, pero toda la tensión, los miedos, se colgaban del techo, como un ay callado antes de salir de la garganta
Ella sabía lo que era eso. Lo había vivido toda su vida. Su abuelo, su padre, sus tíos, sus hermanos
Se había jurado y perjurado que nunca se casaría con un pescador ni con ningún hombre que se embarcara. Lo había intentado todo para evitarlo
Nunca lo expresó de viva voz, eso no hubiera gustado en su familia. Su familia, que vivía rodeada de supersticiones, de santos, de promesas y de rezos compulsivos
Ella no quería ser como aquellas mujeres que criaban a sus hijos solas, felices solo cuando tenían a sus hombres en casa, viviendo en casas invadidas por la congoja, esperando no vestirse de negro porque la naturaleza así lo había decidido, sin poder decidir sobre su futuro, viviendo de lo poco que daba la mar u lo mucho que se cobraba
Pero viviendo en un pueblo pesquero, su suerte estaba echada. Tardó más, pero su destino era el que estaba escrito. Se hizo de rogar, fue la última de sus amigas en tener novio. Le dijo mil veces que no, pero era tozudo aquel jóven con la sonrisa más abierta y franca que hubiera visto nunca
Y las posibilidades de los jóvenes eran pocas, lo seguro era salir a faenar con la familia
Se casó con treinta años cumplidos, se resistió lo que pudo, porque creía que casarse era llamar a la mala suerte
Al ver que pasaban cinco años y nada malo pasaba, fueron a buscar hijos. Tuvieron dos. Y seguía sin ocurrir nada malo
Su casa era como la del resto de mujeres. Alegrías y risas cuando él volvía, silencio, espera y miedo, cuando salía a la mar
Ella odiaba el mar
Como decía el Capitán del María Alejandro, Alfonso Pertiñas, en la Iguana: "Las mujeres de mi pueblo odian el mar. La mar, la llaman ellas.
Además de esta afirmación, el destino no perdona desgracias, ni vidas. Ni se apiada de mujeres enamoradas de pescadores de sonrisas arrebatadoras
Aceptó todo lo que el mar le robó y después de aquello, nunca volvió a ser feliz
Pero decidió que sería infeliz lejos de allí. Lejos de aquel pueblo de mujeres vestidas de negro, de hijos huérfanos y su cementerio con demasiados hombres sepultados
Se marchó de allí, tierra adentro, donde ni ella ni sus hijos vieran nunca más el mar
No le daría nada más a quien le había arrebatado su mejor sonrisa
Pero nunca debemos olvidar que el destino no perdona ni a mujeres enamoradas ni a viudas infelices
PD Cuento inspirado por Jos Pérez
INGREDIENTES
1 kg de rape
4 patatas medianas
1 cebolla grande
30 g de almendra cruda
25 g de pan
50 ml de vino blanco
350 g de tomates
3 dientes de ajo
1 hoja de laurel
Perejil
Azafrán
Aceite
Sal
750 ml de caldo de pescado (o 750 ml de agua + pastilla de caldo de pescado)
2 cucharadas de agua
ELABORACIÓN
´
Pelar las patatas y cortarlas en rodajas de 15 cm
Pelar y cortar los ajos en láminas
Pelar los tomates y rallarlos
Cortar la cebolla en juliana
En un cazo hacer el caldo. Reservar
En una sartén sin aceite, dorar las almendras. Reservar
En la cubeta poner un poco de aceite
Menú Cocina
Dorar el pan. Reservar
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Añadir aceite a la cubeta
Menú freír
Dorar las patatas. Reservar encima de papel absorbente
Retirar el exceso de aceite de la cubeta y limpiar o bien utilizar otra cubeta
Poner un poco de aceite en la cubeta
Menú Cocina
Dorar los ajos y el laurel. Rehogar
Añadir perejil
Añadir la cebolla. Pochar
Añadir el tomate triturado
15 de cocción removiendo
Mientras, triturar el pan, el azafrán, las almendras, perejil, un chorrito de aceite y dos cucharadas de agua
Menú Cocina
Añadir el vino a las verduras
Dejar que evapore el alcohol
Añadir el majado
Remover
Salar
Añadir las patatas
Verter el caldo de pescado
5 de cocción en abierto
Enharinar el rape
En una sartén, poner un poco de aceite
Sellar el rape
Reservar encima de papel absorbente
Añadir el rape al guiso
Cerrar tapa
Menú Cocina 5
Despresurizar manualmente
Receta adaptada del libro de Alfonso López Alonso de Recetas de Rechupete Las recetas de las abuelas
Los consejos de La Farsa
*He utilizado filetes de rape congelado. Bolsa de La Sirena
Cada filete, los he cortado en 3 trozos