Pero he de confesaros que jugué con ventaja para convencer al cocinillas y más de un día merodeé por la cocina de Anaïs, Mi madre no cocina. No os estoy hablando de mi madre (aunque podría), si no que es el simpático nombre de su blog ¡qué alegría me dio encontrar a alguien con una madre parecida a la mía! jajaja.
En fin, que me voy por las ramas que no debo... La verdad es que me paseé varios días por su blog, elegía a hurtadillas alguna deliciosa receta para el fin de semana, pero me despistaba con algún plan y al final se me olvidaba... Y vuelta a empezar... Hasta que llegó el sábado, pillé al cocinillas, le planté delante las tres recetas que más me habían gustado durante mis incursiones y le dije "¿qué te apetece comer hoy?"
En cuanto nombré "jambalaya" a él se le iluminó la cara y a mi me temblaron las piernas... ¿Qué es eso? Un plato típico de la gastronomía cajún, con pimienta, cayena... ¡decidido, hoy comemos jambalaya! Así que, sabiendo que la había liado por que yo elegí esta receta más que nada por que me pareció exótica pero pensando que mi cocinillas se iba a apiadar de mi por la cantidad de picante que lleva, fuimos a comprar los ingredientes que faltaban. Y, por primera vez, dejé en sus manos la participación en el reto, que raro se me hizo...
Por si tenéis curiosidad, el origen de este plato se sitúa en Nueva Orleans (Estados Unidos). Su nombre proviene del francés "jambon" (jamón) y "ya", que en varios lenguajes del África significa arroz. No existe una receta realmente "oficial", aunque se sabe que tiene influencias tanto españolas, por que se cree que es el intento de los españoles por crear una paella, cambiando el azafrán que no tenían por tomate, como francesas, por las especias traídas desde el caribe francés. Así que en la actualidad, la palabra jambalaya ha acabado describiendo a los guisos de arroz, con carne, salsa picante y lo que ellos llaman la santísima trinidad y que es la base de la comida cajún: cebolla, pimiento verde y apio.
Después de probarlo, he de decir que tienes que ser muy valiente y que te guste el picante. Mejor dicho, tienes que ADORAR el picante. El plato está rico y yo, pese a que no me gusta mucho el picante, me comí un bol entero... pero también he de deciros que a partir de la segunda cucharada no notaba mucho los sabores jajaja. En cambio el cocinillas disfrutó de lo lindo, aunque acabó confesando que este plato picaba mucho.
Respecto a la receta de Anaïs, hemos hecho algunas variaciones cambiando el pollo por carne de cerdo y añadiendo chorizo, para intentar darle el toque ahumado de la original andouille, y piña, que rebuscando los orígenes de este plato vimos que en algunas recetas la incluían.
Así que, si tenéis ganas de probar la cocina sureña pero no os gusta mucho el picante, podéis reducir la cantidad de especias cajún o solo añadirle un toque picante con la especia que más os guste. Pero os recomiendo que no os perdáis este plato, prepararlo es todo un placer ¡cómo huele!
Muchas gracias Anaïs por habernos dejado entrar en tu cocina y traernos un pedacito de esta gastronomía, nos ha encantado descubrirla.
Ingredientes (para 4 - 6 personas)
400 gr. de carne de jamón fresco
4 salchichas
1 chorizo ahumado (estilo asturiano)
300 gr. de gambas congeladas (también podéis usar gambones o langostinos)
1 cebolla
1 pimiento verde
2 tomates maduros
2 ramas de apio
2 rodajas de piña
3 vasos pequeños de arroz de grano largo vaporizado
6 vasos pequeños de caldo de pollo o agua
3 cucharadas pequeñas de especias cajún
Aceite de oliva y sal Preparación
Para obtener la mezcla de especias cajún seguimos las indicaciones de Anaïs y mezclamos esto (os sobrará, así que mejor hacer la mezcla en un bote para guardar lo que sobre):
1/2 cucharada de ajo en polvo
2 cucharadas de tomillo
1 cucharada de orégano
1 cucharada de cebolla en polvo
1 cucharada y media de cayena
2 cucharadas de pimienta negra
2 cucharadas de pimienta blancaPica la cebolla, el apio y el pimiento y trocea el tomate y la piña. Reserva.
Sala y corta la carne de cerdo a tacos y las salchichas a trozos. En una cazuela a fuego medio-alto vierte un buen chorro de aceite y, cuando esté caliente, añádelas a la sartén.
Corta el chorizo a rodajas y, cuando la carne empiece a estar dorada, añádelo a la cazuela. Remueve para que se mezcle bien y deja que se haga un poco el chorizo.
Retira la carne de la sartén, baja un poco el fuego, añade la cebolla, el pimiento y el apio sobre el mismo aceite y salalas. Si hiciera falta puedes añadir un poco más.
Deja que se pochen las verduras, removiendo de vez en cuando para que no se peguen y, cuando veas que la cebolla está blanda y transparente, añade de nuevo la carne que has retirado antes junto con el tomate y la piña.
Añade las especias cajún, remueve bien para que se repartan y deja que se haga durante 10 minutos aproximadamente.
Pasado este tiempo nuestro guiso irá cogiendo forma...
Añadimos el arroz y el caldo de pollo (2 vasos de caldo por 1 de arroz) y dejamos cocer unos 15 minutos a fuego medio-lento para que se haga el arroz y reduzca un poco el caldo.
Por último, añadimos las gambas y dejamos cocer otros 5 minutos más o hasta que el arroz esté en su punto. Corrige la sal si hiciera falta.
Retiramos del fuego y dejamos reposar unos 5 minutos más antes de servir.