Acabo de volver del Camino de Santiago oooootra vez. Ya os dije que esto engancha y nosotros nos hemos vuelto totalmente adictos.
Para desconectar del día a día hay quien se va a un spa, hay quien se pone una pulserita y se va a un resort todo incluído y nosotros nos vamos a caminar los montes. En esta ocasión, más que montes, nos ha tocado caminar prados, muchos prados. Esta vez hicimos el tramo que va desde Santo Domingo de la Calzada hasta León. 100% meseta. Uy, eso podría ser el nombre de un recopilatorio de música dance… 100% meseta. Lo veo.
La verdad es que a mi me daba mucho respeto este tramo. Más incluso que el subir y bajar montes porque en alguno de los otros caminos que hemos hecho, cuando de vuelta a casa pasábamos con el tren por esas zonas tan llanas, tan descubiertas y pensar que tendríamos que caminar tan desprotegidos durante kilómetros y kilómetros… en realidad todo esto venía a mi miedo a encontrarme con que aparece de la nada una tormenta y yo estoy en medio del campo (todo el mundo sabe que las tormentas aparecen de la nada, las muy gilipijis. Tienes un buen soletón y así por arte de magia empiezan a caer chuzos de punta jeje). No se qué protección te puede dar un bosque en caso de tormenta, pero sí se que en medio de un campo de trigo donde la plantación tiene como mucho un metro de alto, yo soy más alta que el campo y eso, en caso de rayos, me hace muy poca gracia. Supongo que os váis haciendo ya una idea de con qué pensamientos hermosos me autoflagelo. ¿Para qué voy a pensar en la gracilidad de las mariposas cuando puedo recrearme en la idea de que me va a partir un rayo mientras camino por el campo?
Se juntó la suerte con la precisión de las predicciones de la AEMET (un gracias sincero desde aquí, amigos. Fuisteis clave en mi paz mental) con nuestra habilidad planificando las etapas (un auténtico tetris que cambiaba a diario, os lo aseguro) para que eso no pasara, y el único día que se preveían tormentas, nosotros ya hacía unas horas que estábamos resguardaditos en un albergue. Felicidad absoluta.
Por otro lado, cierto que hay llanuras interminables y que no te queda otra que pasar horas y horas caminando “sin capota” a merced de lluvias, rayos, vientos y sol (no olvidemos al sol, que menudas quemaduras me llevé de vuelta a casa, mudando la piel cual lagarto) pero ni de largo lo que yo creía. En la parte posterior a Santo Domingo de la Calzada queda mucho árbol por ver y abrazar, luego atraviesas los Montes de Oca, que tienen una buena altura y por lo tanto mucho bosque y también los muchos pueblos y alguna ciudad que vas encontrando por el camino. Así que el atravesar campos se limitó casi casi a la provincia de Palencia y a un trozo antes y después de la ciudad de Burgos. Precisamente por allí, en Hornillos del Camino, me trajeron el primero de una lista de platos con la que volví diciendo que estos platos los tenía que reproducir en casa.
Era una “simple” menestra de verduras. Yo la pedí esperando un plato de verduras variadas hervidas o al vapor y listo. Al menos en Cataluña así solemos hacer la menestra pero la diversidad de maneras de preparar un plato es increíble y, tampoco se si es típico hacerla como os enseñaré en Burgos o es algo de ese restaurante en concreto, pero sí se que está buenísima y que, seguramente de esta manera, muchas personas que dicen que no les gusta la menestra sí la disfruten.
Menestra de verduras caldosa
150 grs. de judía verde
100 grs. de zanahoria
100 grs. de guisantes
150 grs. de brócoli
2 patatas pequeñas o una mediana
200 ml. de puré de tomate
250 ml. de caldo de verduras
1 cdta. de pimentón dulce
1 diente de ajo
1 cda. de aceite de oliva
sal y pimienta al gusto
Ponemos una olla o una cazuela un poco honda al fuego con el aceite. Laminamos el ajo y lo rehogamos a fuego medio sin que se tueste. Agregamos el pimentón y lo removemos durante un par de minutos. Luego incorporamos el tomate triturado y lo dejamos unos dos minutos más
Preparamos todas las verduras de forma que queden limpias, peladas y en trocitos pequeños. Las añadimos a la olla junto con el caldo de verduras y agua hasta que quede un poco caldoso.
Lo dejamos cocer a fuego medio durante media hora con la olla tapada. Podemos rectificar de sal y pimienta según nuestro gusto y también añadir más agua si se ha evaporado la que teníamos o si lo queremos más caldoso
A esta receta sí que le podéis cambiar todos los ingredientes que os apetezca excepto los que forman el caldo. Las verduras y la cantidad que puse de cada una de ellas estuvo guiado por mis propios gustos pero si a alguien no le gustan los guisantes, por ejemplo, que no los ponga. Si queréis añadir col, troceadla y para adentro. La esencia no se perderá si sigue teniendo ese caldito tan sabroso, que recuerda a un potaje pero con todo ingredientes sanos.
La menestra hervida o al vapor como os decía al principio no tiene muchos fans (aunque a mi me encanta) pero así, en plato hondo y con cuchara, parece que es otra cosa. Con esta receta pillé limpiando el plato con pan a una persona a quien no le suele gustar la verdura en general. Con eso ya os lo he dicho todo.