Ya os habréis dado cuenta que nos encanta el dulce (como seguro que a la mayoría de vosotros), y este tipo de tartas tipo mousse, son una verdadera delicia. Ademas de la facilidad en su preparación, ya que no necesitaremos el uso de horno, son muy comunes en todas las cocinas de aquellos amantes de la repostería. Digo que son muy comunes por que hay mucha variedad, tanto en sabores como en colores, pero su composición es muy similar unas a otras. Me explico: recordareis que hace un tiempo compartimos con todos vosotros la receta de la tarta mousse de natillas, una tarta que a nosotros particularmente nos encanta. Bueno, pues si os fijáis en la forma de prepararla y en la presentación final, vais a comprobar que es muy similar a la que hoy os traemos. Una base de galletas, la mousse y finalmente una capa a modo de cobertura. A los que os guste navegar por paginas de cocina, comprobareis que estas tartas "en tres capas" son muy habituales, ya que son muy sencillas y hay montones de recetas diferentes para hacer. Nosotros personalmente tenemos varias ideas que os iremos presentando en el futuro.
Hablando más en particular de la que tenemos entre manos, contaros que la primera vez que la preparamos fue para una comida en casa de los padres de Carmen, a la cual íbamos a ir toda la familia a comer. Nunca antes la habíamos preparado, de modo que no sabíamos si el sabor nos gustaría, pero así somos, nos gusta el riesgo. jeje. Algún día nos va a salir mal la jugada y no gustará el postre, pero en esta ocasión nos salvamos, ya que a todos nos gusto mucho. Con el sabor refrescante de limón, añadido a la esponjosidad de la mousse, quedó una tarta deliciosa y con una presentación digna de las tartas que nos pueden vender en cualquier repostería, con el añadido de ser casera y realizada en casa. Triunfo seguro!
Poco mas tenemos que contar, así que ya os dejamos con la receta, para que vosotros mismos podáis deleitaros con el sabor del limón en esta tarta que os encantará. A por los delantales y adelante!
Ingredientes (6 personas - molde 22 cm):
400 ml de nata (crema de leche) para montar
200 gr de queso crema
120 gr de azúcar
5 hojas de gelatina
140 ml de zumo de limón (unos dos limones grandes)
1/2 sobre de gelatina de limón
1 vaso de agua
Unas 36 galletas maria
130-140 gr de mantequilla
Preparación:
Trituraremos las galletas hasta que sean casi polvo y lo uniremos con la mantequilla previamente derretida. Mezclamos bien con un tenedor y lo iremos distribuyendo sobre toda la superficie del molde aplastando con una cuchara, formando así la base de la tarta (tenemos que intentar distribuirlo de forma uniforme, y teniendo especial cuidado en los bordes, para que así no se nos salga la mezcla al echarla después). Lo meteremos al frigorífico mientras continuamos.
Exprimiremos los limones y reservamos el zumo obtenido.
En un vaso con agua fría, pondremos a hidratar las hojas de gelatina.
En un bol, montaremos la nata (crema de leche) con la mitad del azúcar (unos 60 gr), teniendo cuidado de no pasarnos al batir y que se corte. Reservamos.
En un cazo, pondremos el zumo de limón con la otra mitad del azúcar y llevaremos a ebullición. Llegados a este punto, echaremos las hojas de gelatina (previamente escurridas del agua) y removeremos para que se disuelvan completamente. Dejaremos templar.
En otro bol, batiremos un poco el queso para que quede mas cremoso, y verteremos sobre él, el preparado del zumo de limón con la gelatina, mientras que continuamos batiendo hasta que quede todo bien integrado.
Añadimos la nata montada (crema de leche), y con movimientos suaves y envolventes, lo iremos mezclando todo. Cuando tengamos todos los ingredientes bien unidos, lo verteremos sobre la base que teníamos reservada.
Lo dejaremos en la nevera unas 2-3 horas para que cuaje y endurezca.
Pasado el tiempo, prepararemos la gelatina como indica el envase: ponemos al fuego 1/2 vaso de agua, y cuando rompa a hervir, echaremos el medio sobre de gelatina. Removeremos bien para que no queden grumos y apartamos del fuego, echando a su vez, otro medio vaso de agua fría. Continuamos removiendo para que quede todo integrado. Verteremos la mezcla con cuidado (podéis hacerlo poco a poco con un cazo) sobre la tarta.
Dejaremos enfriar en el frigorífico para que la gelatina termine de cuajar (podéis dejarla de un día para otro). Desmoldamos y servimos. Mismo procedimiento de siempre, sabores completamente diferentes. Esta es la idea de las tartas mousse, que sin complicarnos en exceso, nos salgan tartas para todos los gustos. Esperamos hayáis disfrutado con la receta!
Un saludo a tod@s y buen provecho!